TRAS LA TEMPESTAD
Una vez
averiguaron el paradero de la piedra verde, el grupo partió en uno de los
barcos de los altos elfos, en dirección a Bábylon.
Éste estaba liderado
por su general, Vanya; que accedió a llevarlos.
Tras ellos, marchaba un
segundo barco que los guerreros del caos pagaron para que los llevase a la isla de Loft y luego, de vuelta a Bábylon, a la suficiente distancia para que el primero no descubriese su
presencia.
En la primera nave,
Silvan estaba estudiando con el grupo el camino a seguir para llegar hasta Aven,
dónde se encontraba la piedra verde.
-¡Escuchadme todos! Conozco mejor que nadie el
continente de Bábylon. Largo tiempo, llevo recorriéndolo desde que soy general
del ejército longoriano. Sé los peligros que hay. Pero no disponemos de tiempo suficiente;
pues Ízmer está preparando varios de sus ejércitos para atacar Longoria. Además,
tenemos que hacernos con la piedra, antes que las fuerzas del mal lo hagan. Por
eso, debemos seguir el camino más directo hacia Aven. ¿Estáis de acuerdo? -preguntó, tras explicarles la cruel realidad a la que tendrían que enfrentarse.
El grupo no parecía muy
decidido.
Aunque resignado, fue Gúnnar
el primero que contestó:
-He vivido ya muchos años, y si con mi vida se
consigue la piedra, nada acobardará a este enano nórdico.
-Gracias. ¿Alguien más se
decide?
-Yo estoy dispuesto a ir -contestó Eléndil-.
Pero si quieres que los demás te acompañemos, tendrás que decirnos la ruta a
seguir, y a que peligros nos exponemos -expuso, con la sabiduría que le
caracterizaba.
-Está bien, he sido un necio. Debí explicaros antes a qué os enfrentaréis -dijo avergonzado.
-No te preocupes, de todas formas, ya
prometimos todos ante el rey de Longoria, Mónckhar, que iríamos a cualquier
sitio donde se hallasen las Dragonstones. Es sólo que hasta ahora, no nos
habíamos dado cuenta de a qué nos enfrentábamos -dijo Kevin, que se sentía
responsable de La Piedra Multicolor.
-Es verdad, todos estamos en esto. ¡Verdad
chicos! -exclamó Tristan, consiguiendo que los demás también lo apoyasen.
-Bien, pues si todos estáis de acuerdo, os
explicaré la ruta a seguir…
…Primero, tendremos que
llegar a Bábylon. Una vez en el continente, lo primero que nos encontraremos en
nuestra ruta serán, los pantanos de la peste. Están llenos de cieno y
fango, y de ellos se desprende un hedor nauseabundo, difícil de soportar. Debéis saber, que bajo ellos se encuentra el reino subterráneo de los skavens; una serie de túneles
y madrigueras, donde estas criaturas habitan.
-¿Qué son? -preguntó Éric.
-Verás chico, son una raza de
hombres-bestias, una especie de ratas gigantes, que andan erguidos sobre dos
piernas. Pero peor aún son las rata-ogro, el doble de grandes que éstos, y con una cabeza mezcla de rata y ogro; y a diferencia de ellos que están cubiertos
de pelo, ellas no tienen uno solo en todo el cuerpo.
-Creo que me hago a la idea -murmuró.
-Si conseguimos salir con vida de los pantanos
de la peste, pararemos a reponer fuerzas en Mirania, un reino humano al sur
de Longoria, para después dar rodeo a las montañas donde se encuentra
Vampiria. Intentaremos evitar esas tierras. Aunque será difícil, porque esos
vampiros sedientos de sangre, tienen toda la zona vigilada.
Tras esto, cruzaremos el
río cristalino en busca del Paso de Hielo, situado en la gran cordillera
central que separa el oeste y el este de Bábylon. Una vez crucemos este paso,
estaremos rodeados al norte y al sur por las tierras de los dragones, pero
nuestra dirección será al este. Tendremos que cruzar el bosque de draconia,
para llegar hasta Aven, el pueblo de los hombres-ave, situado entre este bosque
y la gran cordillera del este.
Todos resignados, se miraron los unos a los otros, y Gúnnar en medio del silencio, dijo:
-¡Ya! Un camino de rosas con espinas. Tal y
como imaginaba.
Mientras el grupo
comentaba lo que Silvan les había dicho, Vanya había visto como algo o alguien,
nadaba junto al barco, y dijo a los muchachos:
-¡Venid aquí, Éric, Susan, Kevin, veréis algo que
seguro no habéis visto aún!
Los
chicos, seguidos del grupo, se acercaron al borde del barco.
-¿Veis lo que está nadando junto al barco? Son
nereidas, y siempre que salimos a la mar, nos escoltan durante la primera parte
del recorrido.
-¿Recuerdas lo que las náyades nos dijeron
sobre las ninfas en el río cristalino? -preguntó Éric, entusiasmado.
-Sí. Las náyades dijeron que las nereidas eran
ninfas también, pero de los mares.
-Exacto chico, estas en lo cierto -apuntó Vanya.
Las nereidas que nadaban
junto al barco, de vez en cuando saltaban fuera del agua, igual que si fuesen delfines o peces voladores.
Poco después, la que encabezaba el grupo, se detuvo y sacó la mayor parte de su cuerpo fuera del
agua. Los que aún nunca habían visto una, exclamaron en voz baja un
expresivo suspiro.
Tenían la mitad
del cuerpo de cintura para debajo, de pez; y la de cintura para arriba,
humana. Su tono de piel tenía un leve matiz verdoso, muy similar a los reflejos
verdosos de su cabello plateado.
Eran
hermosísimas, de una belleza única.
La nereida, que tenía
los pechos cubiertos con dos conchas marinas, se dirigió a Vanya:
-¿Sabéis que os están siguiendo?
-Tenía un mal
presentimiento, pero no sabia nada. ¿Desde cuando lo hacen? -preguntó, sobresaltado.
-Un barco os sigue, desde que salisteis de la
isla.
-Que alguien me de un catalejo -sugirió el
general de los altos elfos, mientras miraba desde la popa del barco.
Enseguida, otro de los
elfos que había en el barco, le entregó un catalejo.
-¡Vaya! pues es verdad. Nos persiguen muy de
lejos, y no alcanzo a visualizar el barco, pero lo que es seguro, es que
alguien nos sigue -comentó, tras echar un vistazo a través del catalejo.
-En cualquier caso, estaremos preparados por
si deciden hacer algo.
-¿Es verdad que puedes cambiar tu apariencia
marina a una apariencia humana cuando lo desees? -preguntó Susan intrigada, a
la nereida.
-Sí, es verdad. No siempre estamos en el agua.
Cuando pisamos tierra, podemos transformarnos si lo deseamos. Nuestra mitad de
pez se convierte en dos piernas como las tuyas.
-¡Es maravilloso!
-Bueno, os tenemos que dejar. No solemos nadar
en mar adentro, porque suele ser peligroso. Y por lo que parece, va a ver
tormenta. Adiós -se despidió la nereida.
-Adiós -dijeron todos.
Y las nereidas se volvieron
nadando a aguas cercanas a la playa de la isla de Loft.
La nereida no se
equivocó, como predijo, cuando comenzó a anochecer, unos nubarrones ocultaron
las estrellas y las dos lunas: la blanca y la gris.
Pronto comenzaron los
truenos, y, un fuerte aire que levantaba unas olas enormes. Al instante, empezó
a llover con mucha intensidad.
Los truenos no cesaban,
y con ellos, vinieron los relámpagos.
Susan estaba asustada,
como nunca antes lo estuvo. Vanya tuvo que decirles:
-Refugiaos dentro. Dejadnos a nosotros cuidar
del barco, tenemos experiencia y pasaremos de ésta.
Silvan aunque prefería
ayudar, sabía que era inútil, por eso, dijo a todos que hiciesen caso al elfo.
Durante varias horas,
las olas golpearon el barco, y algunas de ellas estuvieron a punto de hacerlo
naufragar, pero al final, al llegar la madrugada, la tormenta cesó…
…y una siniestra calma
se apoderó de ellos.
Momentos después, una fuerte sacudida hizo que todo el grupo rodase por el suelo del interior del barco. Otra vez, se hizo la calma. Pero un instante después, una sacudida aún más fuerte, hizo que el barco crujiese y volcase hacia un lado.
Momentos después, una fuerte sacudida hizo que todo el grupo rodase por el suelo del interior del barco. Otra vez, se hizo la calma. Pero un instante después, una sacudida aún más fuerte, hizo que el barco crujiese y volcase hacia un lado.
En ese momento, los
elfos que intentaban mantener el orden, vieron surgir un gigantesco
tentáculo que agarró a uno de ellos y lo lanzó por los aires, para terminar cayendo
al mar.
Todo era un caos. Nadie
sabía que hacer. Unos se volvían locos, otros gritaban:
-¡Maldición, un kraken!
Era un desorden.
La criatura apareció con
todos sus tentáculos, y destrozó varias velas.
Vanya entonces, llamó a Silvan
y le dijo:
-Ven aquí y sujeta el timón, yo iré en busca de
unos barriles de pólvora, cuando los lance a la boca del monstruo, gira todo el
timón en dirección contraria a la bestia ¿entendido…?
-Entendido -respondió Silvan.
El elfo fue a buscar todos
los barriles de pólvora que tenía, los unió con una mecha, y los envolvió
todos con una red de pesca.
Luego, prendió la mecha
y lanzó todo el conjunto a la boca del kraken. En ese momento, Silvan giró el timón
a tope, y se alejaron del monstruo. Enseguida, la bestia explotó en mil
pedazos y murió, pero el barco había quedado hecho una pena.
Cuando amaneció, Éric
vio tierra al sur, y preguntó:
-¿Es el continente de Bábylon?
-No, es la enorme isla de Lásgarot. Sobre lo que preguntas, queda
a un día de viaje al este, si conseguimos arreglar el barco -respondió Eléndil,
mientras fumaba tabaco en una pipa.
Durante ese día, todos
se dedicaron a arreglar las velas y demás destrozos. A la mañana
siguiente, llegaron a tierra firme, el viaje había acabado, estaban en Bábylon.
Enseguida,
dieron las gracias a Vanya, y se despidieron.
El elfo regresó a Loft con
los suyos, en el camino se encontró de lejos, con el barco que los siguió. Miró
con el catalejo y vio quienes viajaban en su interior.
Mas tarde, cuando el
grupo ya dejó las playas y avanzó sobre tierra firme, el barco de los
caballeros del caos llegó a Bábylon.
En
poco tiempo, estaban de nuevo siguiéndolos.
Se avecina comentario "largo". Hoy traigo tres pegas constructivas y un par de preguntas, empiezo por las pegas:
ResponderEliminar1. Cuando Vanya coge el catalejo y descubre que hay un barco siguiéndoles "-¡Vaya! pues es verdad (...)" separas por un momento sus palabras "comentó (...)" y después continúa hablando, pero en una aparición diferente. Nunca había visto algo así, ¿se puede hacer? ¿ha sido un despiste o era tu intención?
2. Con la segunda me refiero a la expresión "hecho un pena", no tienes por qué tenerlo en cuenta pues es algo mío, pero me parece una expresión demasiado coloquial como para usarla en una descripción de una novela.
3. La tercera (y la última, promesa) se refiere a las exclamaciones en "¡caballeros del caos!" que me han chirriado muchísimo. Entiendo que las pongas para crear impacto, pero me resulta extraño leerlas.
Ahora viene una observación mía sobre algo que nunca he entendido y se repite mucho en las novelas de fantasía y aventuras: me refiero a esa inmensa... "madurez" de los jóvenes protagonistas a la hora de enfrentarse a unos peligros en los que, primero, se han metido sin comerlo ni beberlo; en un mundo, segundo, que no conocen de nada; tercero, sin posibilidad de volver atrás y, cuarto, sin ningún conocimiento defensivo tipo esgrima o algo así (imagino, vaya, aún no lo sé). Personalmente, yo soy Kevin, Susan o Eric (en tu historia, repito que esto ya lo he visto otras veces) y ahora mismo estaría histérica perdida.
Por último, una simple curiosidad: ¿los hombres-bestia y las ratas-ogro las has inventado tú? me parecen muy originales.
Espero descubrir pronto cómo sigue el camino y la historia, me ha gustado el capítulo.
Un saludo.
Hola. Llevas razón en la mayoría de lo que dices. Este es el primer libro que escribí, y tiene numerosos fallos. Aún estaba muy verde. Sí, lo podía haber corregido antes de colgarlo, pero llevo unas semanas muy ocupado, y no tengo tiempo para ello, ya lo mencioné a Desirée en algún comentario.
EliminarBueno, paso a responderte por puntos:
1. Ese fallo solo lo tengo en este libro, la editorial que me lo quiso publicar me lo comentó, y en los siguientes, ya no me ocurre.
2. Llevas la razón, otro fallo de mis comienzos.
3. Aquí discrepo. Me gustan y voy a seguir utilizándolas.
OBSERVACIONES:
1.1. Llevas razón son demasiado maduros para su edad, pero por lo menos una característica de los chicos es que son aventureros. A mi favor, he decir, que a lo largo de la novela cambian de edad dos veces; y que en las siguientes, siguen creciendo.
1.2. No sabían esgrima, pero no se si lo he mencionado antes, o si lo hago más adelante. De todas formas, se supone que si van acompañados de un grupo de guerreros, aunque no lo mencione en los textos, en los ratos libres estos enseñen a luchar a los chicos.
2. Las criaturas de este libro, no son invención mía, ya he mencionado anteriormente que la mayoría son sacadas de warhammer fantasy. En las otras sagas no sucede esto.
Eso es todo. Espero haberte aclarado las dudas, y gracias por leer, comentar, y las críticas constructivas. Un saludo.
Me ha gustado la variedad de personajes y paisajes de este capítulo. Lo de los hombres ave y ratas-ogro, está chulo. De nuevo a sacar el mapa del cajón, porque me pierdo. Lo del Kraken lo sustituiría por otro bicho, este está muy visto, jeje.
ResponderEliminarSaludos
Gracias. Era necesario comentar un poco el recorrido que van hacer hasta llegar a la Dragonstone verde. Los avens me gustan mucho más que las ratas-ogro. Estos no están sacados de Warhammer fantasy como las ratas-ogro, sino del juego de cartas Magic de Gathering. Jaja, de vez en cuando tengo que mencionar lugares, sino pará que he hecho el mapa. Ya, está muy visto, en otra ocasión le tocará a otro. Jeje.
EliminarSaludos, y regresa cuando quieras, estas en tu casa.
Hubo un poco de acción. Je, je, je. Se ven interesantes las ratas-ogro y los hombres-ave, sean o no creación tuya.
ResponderEliminarLa única pega (aunque no tanto) es el Kraken. Me parece un cliché (si es que se escribe así). Poner otra bestia en su lugar sería interesante, pero creo que el kraken en un cliché necesario.
Incluso yo ciertas dudas de colocarlo en el segundo segundo de libro de la Saga Dualista, aunque como el tema del libro está centrado en el conjunto de leyendas donde hace su aparición no tenía más remedio que agregarlo, pero me salí con la mía al agregarle ciertas características coherentes a su naturaleza. Cuando llegue el momento las sabrás (aproximadamente dentro de cinco años, je, je, je).
¡Saludos!
Hola. Ya sé que a los que os gusta la acción y los combates los echáis de menos. En mis sagas de fantasía suele predominar más la aventura que la acción, ésta casi siempre la dejo para los capítulos finales. Pero tranquilo, que en los capítulos que hay, te vas a empachar. Gracias, a mi tambien me parecen que quedan bien, aunque no los haya creado yo. Ya sé que el Kraken es un cliché muy explotado, nunca mejor dicho. Jeje. Pero no se me ocurría que introducir en el viaje de vuelta para que el capítulo no fuese aburrido.
EliminarCinco años, jaja lo dices por lo lento que leo o por que eso es lo que tardarás en colgarlo...
Saludos y un abrazo.
Un capítulo bastante intenso. En primer lugar, he de decir que me ha dado un asquito imaginarme a las criaturas que vivían en el pantano apestoso... Diooos ¡ratas medio ogros! ¡Buagh! En cambio, la aparición de las nereidas me ha encantado. Me recordaban a las sirenas. Y gracias a ellas han descubierto que les están siguiendo.
ResponderEliminarPero cuando parecía que todo iba a salir bien, vas y haces que aparezca ¡un Kraken! ¡Qué miedo! Han tenido mucha suerte de salir ilesos... esos bichos son increíblemente enormes y fuertes. Sin duda, la suerte sonríe a nuestros amigos ;)
Me ha gustado mucho este capítulo, lleno de aventura.
Bueno, pues hasta la próxima. Besitos ^^
Sí, son bastante asquerosas.
EliminarLas nereidas son maravillosas y aunque son muy parecidas a las sirenas, no son lo mismo.
El kraken le ha dado un poquito de acción y emoción a este capítulo. Menos mal que han salido ilesos.
Besitos al viento.
Un abrazo.