viernes, 30 de enero de 2015

Capítulo 34 de Dragonstones 1








PRELUDIOS DE LA BATALLA

  Durante los días que habían pasado desde que los integrantes del grupo que encontró la primera dragonstone tuvieron que separase para ir en busca de ayuda, en Longoria, el principal reino de Shakával, no habían perdido el tiempo. El Rey Mónckhar había preparado los ochocientos soldados que le quedaban a su disposición para ir a la batalla.

Entretanto, sería la reina Thora quien gobernaría; pero su hijo, el príncipe Ántrax permanecería en el reino junto a ella… no acudiría a la batalla. Con todo, tendría que asumir más responsabilidad como tal; porque aunque su madre gobernara, él se encargaría de que todo lo que ella dictase, se llevase a cabo.




Las cosas en Silvanya seguían casi igual. Habían quedado tan pocos elfos tras la Batalla de Longoria que el Rey Almare y Máblung no tenían que preparar prácticamente nada pues el número de soldados sólo alcanzaba la cifra de quinientos.
Susan no se había separado de Mialee prácticamente nada desde que estaba en el pueblo elfo. Mimaba a la princesa, aunque no lo necesitaba, pues las elfas solían llevar un embarazo mucho mejor que las mujeres humanas, ya que durante éste se encontraban más ágiles que ellas.
Susan echaba mucho en falta tanto a su hermano, como a Kevin. Se preocupaba por ambos, y por los demás amigos que había hecho desde que llegó a aquél mundo. Estaba deseando que volviesen… aunque aquello quería decir que también llegaría la hora del ataque a los elfos silvanos.




Véstark, el nuevo Señor de la Guerra, se dirigía hacia Sunesti. Siguiendo las órdenes de Ízmer, había reunido una gran cantidad de tropas. Entre ellas, no sólo había guerreros del caos; también muchas otras criaturas creadas por el Caos. Éste era un mal que la antigua magia negra, utilizada inadecuadamente, en desmedida, había creado en una zona de Shakával, llamada ahora Tierras del Caos; al descontrolarse ésta por completo. De aquel lugar emanaban vapores que contenían además de gases tóxicos, esta magia, que se hallaba en el ambiente en forma de bruma oscura, y que todos los que se encontraban allí, al respirarla o impregnarse sobre su piel, se transformaban, igual que quizás sucedería en la Tierra con las armas biológicas, o una excesiva radioactividad.

Cuando llegó a Sunesti, comprobó que su señor estaba en lo cierto. El pueblo se encontraba dirigido por los guerreros del caos; y al mando de ellos estaba un guerrero llamado Físterak.
Véstark enseguida lo puso al corriente de la situación. De modo, que el general tomó el poder, sentándo su base en el pueblo. En él aún quedaban algunas gentes anteriores a la toma, que decidieron quedarse; normalmente, comerciantes o gentes con algún tipo de oficio o profesión. Éstas aunque tenían que pagar un tributo de las ganancias, no tenían que soportar robos o cosas por el estilo.




En la fortaleza negra…

 -Sobrino, he sabido gracias a mi esfera, que nuestro enemigo de alguna forma se ha enterado de nuestros planes. Desde Longoria han enviado a algunos de los integrantes del grupo de héroes que acompañan a los chicos de la profecía en busca de ayuda. Si la consiguen, no lograremos nuestro objetivo. Debemos enviar nuevas fuerzas para que ayuden a los guerreros del caos, y he pensado que lo mejor será las hordas de los orcos, goblins, snotlings y trolls. Quiero que envíes a alguien a informarlos, y que sea rápido. El tiempo es algo que debe jugar a nuestro favor, si queremos vencer esta batalla. Pues, si nuestros guerreros no son ayudados a tiempo, el enemigo nos aventajará en número de combatientes… ¿entiendes?
 -Sí, tío.
 -Debes enviar a alguien a los Anillos de Górn. Allí, entre esas montañas se encuentran Kórn, lugar donde viven los trolls y los trolls de piedra; y Gobl, donde viven los goblins y los hobgoblins. Justo por encima de estos anillos se encuentra Orc, allí deberán informar a los orcos y los orcos negros; y algo más al norte, en Snotl, tendrán que avisar a los snotlings.
 -Creo saber a quién enviar. Si te parece, las arpías son lo suficientes veloces para enviarles la orden con bastante premura -aconsejó Ellorion a su tío.
-Estoy de acuerdo. Es  una buena idea. Envíalas.




    
Los doscientos soldados, exceptuando los que se habían adentrado en la isla, que habían desembarcado en Lásgarot, habían montado las tiendas en la playa.
Éaguer había quedado al mando de ellos hasta que Silvan regresara, pero su general y sus acompañantes no lo habían hecho aún… Algo debía haber sucedido. Quedaban tan solo unas horas para alcanzar el plazo límite que le había indicado; pero, no quiso esperar más… Y, decidió llamar a Yúnik.
Cuando tuvo al dragoncito verde junto a él, le dijo:
 -Quiero que vayas a buscar a Kevin y los demás, y no regreses hasta saber dónde están y qué les pasa.
 -De acuerdo. Estaba deseando volverlo a ver. Me voy enseguida a buscarlo.

El pequeño dragón desplegó sus alas, las batió varias veces, y con un impulso de sus patas traseras, despegó el vuelo, dirigiéndose al interior de la isla.



El grupo formado por Silvan, Kevin, Eléndil, Lana y un guardia longoriano, viajaban a través de la asfixiante selva dentro de una jaula transportada por un carromato que era arrastrado por una bestia enorme, llamada estegadón. Ésta era similar a un triceratops, pero con mucho más cuernos, sobretodo, sobre la espalda.
Tras un duro viaje, al fin llegaron a su lugar de destino, una ciudad templo (construida en un estilo semejante al maya), algo derruida, situada al pie de las únicas montañas que había en la isla, y rodeada de selva.
En ella había todo tipo de criaturas escamosas. Además de saurios, había eslizones y hombres-rana, también llamados, bullywugs. Los primeros eran medio metro más bajos que los saurios; con la piel casi totalmente verde, excepto el pecho, el abdomen, y su gran cresta situada en la cabeza, que era de color naranja… e iban armados con espadas similares a machetes, y pequeños arcos. Los segundos era más bajos aún, y eran iguales que las ranas verdes, pero con cuerpo humano… e iban armados con pequeñas lanzas.





Ghakan, Tristan, Láslandriel, Ilene, y alrededor de mil bárbaros del clan de los yumerios, montados en sus robustos caballos nórdicos llegaron a las grandes puertas del reino enano. Allí estuvieron esperando unas horas, hasta que al fin éstas se abrieron.
Para sorpresa de todos, ante ellos sólo aparecieron un enano montando un poni, un kender subido a otro, y un chico sobre un unicornio; Gúnnar, Jim, y Éric.
 -¿Esto es todo? ¿Qué hay de los ejércitos enanos? ¿No irán a la batalla? -preguntó Ghakan a Gúnnar.
 -Aunque creí que todo estaba olvidado. La herida entre enanos y elfos aún sangra.
 -Ya veo… Bueno, uniros a nosotros. Vamos a la batalla.
Todos se dirigieron a Lasg. Allí, había un pequeño claro entre el bosque oscuro y los picos grises, que podrían tomar para dirigirse a Silvanya.





      En el bosque iluminado, cerca del pueblo gnomo…

Una vez se presentaron a Guizbo, mientras atravesaban el bosque, le preguntaron por qué les había ayudado.
Éste le contó que cuando tan sólo era un bebé, jugando, se retiró de su pueblo, adentrándose en el bosque, y se perdió. Un viejo elfo silvano lo encontró, y lo llevó consigo. Éste lo cuidó, lo crió, y le informó sobre su procedencia y sus raíces. Aun así, prefirió vivir con los elfos.
Pasaron los años, y un día, el anciano elfo enfermó, y poco tiempo después, murió. Así que, entonces, decidió dejar a los elfos e ir en busca de sus raíces. De modo que buscó el pueblo gnomo hasta que lo encontró y volvió con sus semejantes. Entonces, supo que sus verdaderos padres habían muerto también. Con todo, se quedó allí para aprender de los gnomos todo lo que se había perdido durante su ausencia.
Ahora, que lo sabía todo sobre los elfos silvanos y los gnomos… ya no necesitaba permanecer más allí. Así que cuando se enteró que  pronto serían atacados, decidió ayudarlos a escapar a ellos primero, y luego prestar su ayuda a los elfos. Además, les contó que si todo salía bien; y tras la batalla seguía con vida, se dedicaría a viajar en busca de la aventura.

7 comentarios:

  1. Guizbo, el enano élfico. ¡Qué guay!
    Me gusta que Ellorion empiece ha adquirir responsabilidades, aunque sea de los malos.
    Saludos.

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    1. Jeje. No es un enano, sino un gnomo.

      Ellorion será mucho más importante en los otros dos libros de la trilogía.
      Saludos.

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  2. Simpático resulta Guizbo. Se avecina una gran tormenta. Je, je, je.

    ¡Ah! Me di cuenta que también publicaste dos capítulos más de "Las Crónicas de Erdwill 1". ¡Tengo que terminar con esto para leerlo! ¡Saludos!

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    1. Sí Guizbo es todo un personaje. Y la batalla está a las puertas.
      Sí, hay capítulos de Érdwill. Se ve, que como a mi, te gusta más que Dragonstones. ¿Me equivoco? Jeje
      ¡Saludos!

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  3. ¡Hola José!

    Ya estoy de vuelta ^^ Y a tope para seguir con esta súper aventura que no deja de sorprenderme. ¿Pero cuántos nombres más me vas a meter en la historia? T-T Con lo mal que lo llevo eso de recordarlos a todos... XD

    Bueno, bueno. Parece que poco a poco va tomando forma la batalla que, me temo, tendrá lugar irremediablemente. El lado oscuro quiere reunir a un sinfín de bestias, entre ellos trolls, orcos... Madre mía, la que van a liar.

    Y nuestros amigos, unos aún presos de los hombres lagarto. Los otros, esperando a ver si nace el bebe elfo (aiiiiissss qué mono ha de ser), otros que no han conseguido que los enanos colaboren y los gnomos, que si no llega a ser por Guizbo no lo cuentan. En fin, que no han avanzado mucho que digamos, jeje

    Bueno José, como siempre, me encantan tus capítulos :) Pero hoy lo dejo aquí, que ya necesito palillos para no cerrar los ojos, jeje Mañana leeré más. Voy lenta, pero llegaré a ponerme al día, te lo prometo.

    Un besote de buenas noches ^^

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    1. Hola. Bienvenida de nuevo Carmen.

      Pues aún te quedan algunos más hasta terminar este primer libro. Jeje.

      Van a liar una buena pronto. ¡No te la pierdas!

      No han avanzado mucho. Ya veremos que sucede...

      Pues te va a costar llegar al final un poco más, porque ahora mismo voy a colgar no uno, sino dos capítulos más, el 43 y el 44, que el viernes pasado se me olvidó colgarlo y hay que remediarlo.

      Otro para ti. Buenas noches. Hasta mañana.

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