viernes, 30 de mayo de 2014

Capítulo 2 de Dragonstones 1





SHAKÁVAL


  Los muchachos aparecieron, con la piedra que se había vuelto transparente, en una cueva parecida a la que habían estado.
La iluminaron y vieron que había un hueco en la pared del tamaño de la piedra que tenían en su poder.
Siguieron mirando, y también vieron inscripciones en las paredes; pero estaban en un idioma que desconocían, el élfico. En éstas ponía cosas como: “La Piedra Multicolor, una piedra para encontrar a las demás... prevenir de los dragones... dominar a Ilrahtala… y viajar a otro mundo”. Como no entendían aquel idioma, decidieron salir de la cueva. Kevin, la guardó entonces en su mochila. Después, los exploradores siguieron adelante y encontraron también una gruta con estalactitas y estalagmitas. Ésta no tenía puente, sino algo mejor. Abajo, en el suelo, corría un pequeño riachuelo semejante a un arco iris, aunque con colores diferentes. Los mismos que la piedra emitió cuando la encontraron.
Los tres chavales siguieron por el riachuelo, y éste los llevó a la salida de la cueva. Allí, el agua del arroyo se volvía transparente y se unía a una cascada que caía desde más arriba.
Pasaron al otro lado de la salida, y comprobaron que aquel lugar no era el mismo por el que entraron. Como ya suponían, no se encontraban en el mismo lugar.



Tenían hambre, y pronto anochecería. Así, que pensaron que lo mejor era encender un fuego, junto al río.
Ya tendrían tiempo mañana de averiguar donde se encontraban.
Kevin fue en busca de leña y Éric se quedó junto a su hermana, buscando en la mochila la caja de cerillas. Poco después, el primero volvió con la leña y el segundo encendió el fuego. Luego, Susan ensartó el pescado en pequeñas ramas finas y lo hizo a la brasa… le salió delicioso.
Se comieron todo el pescado que sus estómagos admitieron, y bebieron un poco de agua de sus cantimploras, y luego decidieron, que las guardias las harían sólo chicos.
Cada uno haría dos, de dos horas, alternándose ambos, para poder descansar.

La primera la hizo Kevin. Susan y Éric enseguida se quedaron dormidos.
El muchacho al permanecer en silencio, logró escuchar varias cascadas. El ruido que hacía el agua de éstas, resultaba tranquilizador.
Como pronto anocheció, no tuvieron tiempo de inspeccionar la zona. Fue por eso, que en un principio pensaron que sólo había una cascada.

Pasaron las dos horas, por el reloj de Kevin, y antes de quedarse dormido, despertó a Éric para que hiciera su guardia:
 -No te preocupes por los ruidos. No te alejes de aquí. Y sobretodo… no te quedes dormido.
 -Tranquilo, sabes bien que puedes confiar en mí.

Éric, aunque se moría de ganas de inspeccionar la zona, no lo haría. Se lo había pedido su mejor amigo, y no lo defraudaría.
El tiempo para él se hizo mucho más largo, pues le desesperaba estar allí, quieto y aburrido; y sin poder charlar con nadie.
Dos horas más tarde, despertó a Kevin... Y dos horas después, ocurrió justo lo contrario. La última guardia fue interminable para Éric. Al final, no pudo aguantar y se quedó dormido.



Al aparecer los primeros rayos de luz, algo húmedo tocó la cara de Susan, e hizo que ésta se despertara. Cuando abrió los ojos, llegó a pensar si aún estaba soñando. Lo que había sentido sobre su cara era el lamido de algo parecido a un caballo.
Lo observó en silencio y boquiabierta. Sobre la cabeza tenía un cuerno y parecía muy amigable. Era un unicornio… Una especie de caballo, muy inteligente y amante de la libertad.
Sólo se dejaban montar por alguien puro de pensamiento y obra, y se mostraban nerviosos si se les acercaba o atacaba alguien malo.
Con la magia de su cuerno proyectaban un aura mágica que los protegía a ellos y a sus jinetes de cualquier ataque.

Había otros dos más. Estaban dentro del río bebiendo agua. Cada uno era de un color distinto. El que la lamió, era blanco. Los otros: uno color ocre, y el otro, negro azabache.
Uno de ellos relinchó y provocó que Kevin y Éric despertaran. Al verlos, no creían lo que tenían delante. Susan advirtió a los chicos, con un susurro:
 -No os mováis, ni hagáis ningún ruido, tened cuidado o se marcharán.
Eran muy bonitos y sociables (al menos con ella). Por eso, no quería que se fueran.
Kevin cogió un poco de hierba fresca y fue acercándose, despacio, hacia el de color ocre. Cuando estuvo a su lado, le ofreció la hierba sobre la palma de la mano, y el unicornio la comió. Se aproximó aún más, y le acarició el cuello. El unicornio se dejó, y luego, se agachó para que el chico lo montara. Él sin ningún reparo, lo hizo.
A Susan le sucedió prácticamente lo mismo con el blanco, sin embargo, con el negro no. Era algo más bravo, y Éric tampoco le inspiraba demasiada confianza. Al final, al ver que los otros unicornios se acercaban al chaval, decidió hacerlo, tranquilamente, también él.
El unicornio notó que ambos tenían un espíritu aventurero y libre, así que dejó que Éric lo montara.



Los hermanos y Kevin se dejaron llevar por los unicornios, que los llevaron a través del río. Este, en algunas zonas, apenas alcanzaba un palmo de agua.
Los chicos, con sus mochilas a la espalda, vieron entonces, las enormes cascadas que la noche anterior escucharon.
Era un espectáculo hermoso para la vista.
Siguieron río abajo… poco después, Kevin, que marchaba delante, notó que su unicornio percibió algo. Los otros dos, enseguida, lo notaron también; parecía que algo o alguien se acercaba.



De pronto, aparecieron dos seres sobrenaturales, pero a su vez hermosas…que se pararon frente a ellos, y les preguntaron:
 -¿Quiénes sois?
 -Somos tres chicos, que nos hemos perdido en este bosque -respondió Kevin.
 -¿Y vosotras? -preguntó Éric, intrigado.
 -Somos náyades, y custodiamos este río -respondieron las dos jóvenes.
 -¿Náyades, nunca escuché nada parecido? -preguntó Susan.
 -Somos las ninfas de los ríos  -respondieron las féminas.
 -No me habéis aclarado mucho, pues tampoco sé nada sobre ellas -expresó Susan, algo confusa.
 -Ninfas somos todas las deidades femeninas de la naturaleza; las de los ríos y fuentes somos náyades. Nuestras amigas del mar son las nereidas. Las del bosque son dríades; y existen algunas más, como las de la selva -contestaron las náyades.
 -¿Podríais decirnos donde estamos? -preguntó Kevin.
 -Claro, se encontráis en el río cristalino. El río que atraviesa el bosque iluminado. Y venís de las cataratas de la ilusión, donde aparece el arco iris de los ocho colores, detrás del cual hay una cueva.
Se encontráis en el continente de Babylon, el único y gran continente de Shakával; el mundo mágico donde ahora estáis -les explicaron.
 -Ahora estamos, aún más confusos -dijo Éric, que no entendía nada.
Kevin dijo, entonces:
 -Algo está claro, la piedra que encontramos es una piedra mágica, y fue ella la que nos trasladó a este mundo.
 -Es cierto, y os trajo hasta aquí, a través de la cueva de Draicen. Ese lugar es un portal entre vuestro mundo y el nuestro. Tanto la piedra como él fueron creados por el dios neutral Draicen, para mantener un equilibrio entre las fuerzas del bien y del mal.
 -Entonces, ¿no podemos volver a nuestro mundo con nuestras familias? -preguntó Susan, entristecida.
 -Sólo podréis volver, si reunís otras piedras mágicas… las Dragonstones -respondió una de las náyades.
 -Y… ¿cómo las conseguiremos? -preguntó Kevin.
 -Con la ayuda de La Piedra Multicolor. La que os trasladó a este mundo.
Dejaos llevar por los unicornios. Ellos os llevaran al valle donde viven; un lugar donde siempre hay algún elfo silvano. Encontrad uno, y os guiará hasta su pueblo, Silvanya. Allí os ayudarán. Nosotras no podemos hacer más por vosotros.
 -Lo tendremos en cuenta -respondió Kevin.
 -Gracias por la información -dijo Susan.
 -Adiós y mucha suerte -contestaron las náyades.
 -Adiós -se despidieron los tres chicos.



Kevin, Éric y Susan siguieron río abajo. Más tarde, los unicornios se apartaron del río para ir hacia la parte este del bosque. Al cabo de unas horas, llegaron donde acababa. Allí, justo al lado, estaba el valle de los unicornios.

En él había mucha hierba fresca. Estaba situado, entre el bosque iluminado, al oeste; el bosque de ignion, al este; las montañas de los halcones gigantes, al norte; y las montañas del reino enano de Zenoria, al sur.

Lejos, en el valle, había muchos unicornios, de varios colores. Cerca de uno de ellos, vieron a alguien. Se acercaron a él, y Kevin le preguntó:
 -Hola, ¿eres un elfo silvano?
 -Sí, lo soy -respondió, tras sonreír-. Esperad un momento. Después, me preguntáis lo que queráis. Ahora tengo que atender a esta cría de unicornio, que acaba de nacer -el elfo  se los mostró-. Además, su madre tiene que descansar.
Ésta era la montura del elfo. Él le tenía un cariño especial y solía cuidarla muy bien.

 El elfo terminó con el pequeño unicornio… entonces, les preguntó:
 -¿Queréis pasar la noche conmigo?
 -Pues sí, no tenemos otra alternativa. El día ha pasado y la noche llega -respondió Kevin.
 -Mientras coméis, podemos hablar. Confío en vosotros, pues ningún unicornio se deja montar si no es por alguien de buen corazón. Y habéis venido montados en uno cada uno -les comentó, con mucha razón. A continuación, se presentó a los chicos-. Oídme, me llamo Isilion; ¿y vosotros?
 -Ellos son: Susan y Éric… Son hermanos y mis amigos. Y yo soy Kevin -los tres saludaron al elfo.
 -Bueno, ya que hemos hecho las presentaciones… será mejor que preparemos algo para comer, antes que nuestros estómagos se quejen -observó.
 -De acuerdo -respondió Susan.

Isilion era elfo. Pertenecía a una de las razas más antiguas de Shakával. Podían llegar a vivir hasta dos mil años...
De ciento treinta y ocho, en apariencia, era tan joven como cualquier hombre de unos veintiocho.
Los elfos amaban las artes y la naturaleza, y eran excelentes arqueros, aunque, evitaban la lucha mientras podían. Les gustaba: cazar, cantar, bailar, y celebrar fiestas. Y, además del humano, hablaban un idioma propio..
Isilion pertenecía a los elfos silvanos, la raza elfa más extrovertida; y la menos arrogante.
Solían tener un físico esbelto y delgado. Medían como él, alrededor del metro con ochenta centímetros; y todos eran ágiles y tenían los sentidos muy desarrollados.
La mayoría eran atractivos, de rasgos delicados, caras delgadas, ojos grandes y rasgados, y labios llenos. El color de sus cabellos, que siempre llevaban largos, podía ser cualquiera. A excepción, del pelirrojo, que era muy escaso.
Su principal característica eran sus orejas puntiagudas.

Él tenía el pelo largo, liso y rubio; y solía llevarlo suelto. Aunque en ocasiones, como era habitual en los elfos silvanos, lo llevaba recogido. Además, de un bonito pelo, tenía unos grandes y expresivos ojos marrones.

Podían alcanzar a ver, de veinte a treinta metros en la oscuridad. Pero, lo sorprendente era… que tenían la peculiaridad de presentir lo que pasaba, o lo que podía pasar.

Vestía ropa de cuero blando, color marrón claro, anaranjado; unos guantes y unas botas marrones, y una capa verde hoja, con capucha. Iba armado con un arco bendecido de los elfos y una espada corta.


   
   
Mientras comían, Kevin le preguntó por su pueblo:
 -¿Dónde está Silvanya?
 -Está a casi un día de aquí, en lo más profundo del bosque iluminado. Para llegar debemos cruzar el río cristalino y parte del bosque -le contestó Isilion. Después, les preguntó a todos:
 -¿Por qué queréis saber donde está mi pueblo?
 -Para llevar allí La Piedra Multicolor. Nos dijeron que allí nos ayudarían -respondió Susan.
 -Ahora estoy seguro. Sois los chicos de la profecía. Cuando os vi con esas pintas, lo presentí… pero ahora que sé que tenéis esa gema, no cabe ninguna duda de que lo sois.
Mañana os llevaré hasta mi pueblo, donde seguro os ayudarán -les dijo, mientras acababan de comer-. Podéis dormir tranquilos. El valle de los unicornios suele ser un lugar tranquilo. La magia de ellos, lo protege -dicho esto, todos durmieron plácidamente.



A la mañana siguiente, despertaron con las fuerzas renovadas. Así que rápidamente recogieron sus cosas, para dirigirse a Silvanya.

Isilion subió a su unicornio, ya recuperada.
Era bellísima, con el cuerpo color cobrizo; y las crines y la cola color crema.
Todos montaron en sus unicornios e iniciaron la marcha. La cría de unicornio los siguió; sin retirarse en ningún momento, de su madre.

8 comentarios:

  1. Las descripciones de los unicornios y elfos me han gustado Son directas y sencillas y los visualizas con facilidad.
    Una cosa importante creo, intenta sustituir las palabras repetidas por sinónimos. Tenemos la suerte de hablar el idioma castellano rico en sinónimos, aprovéchalos, sobre todo cuando hablas de los "chicos" los puedes sustituir x sus propios nombres o por los hermanos y Kevin, exploradores, etc..Las razas de las Ninfas genial, y sus orígenes.
    Las zonas de los bosques muy bien porque te ubicas geográficamente...pero creo que te falta la descripción del Sur.
    Sustituye la frase"ya que envejecían muy lentamente" se da por hecho pq viven 2000años.
    Sustituye"físicamente" por "en apariencia" y "veintiocho"por veintitantos., por ejemplo
    La frase "sentidos muy desarrollados" la repites 2 veces.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya he colgado el capítulo corregido.
      Te he hecho caso en todo excepto en lo de veintitantos, equivalen exactamente a veintiocho. Me alegra que te hayan gustado las descripciones de los unicornios, los elfos, la ubicación del valle de los unicornios, y el tema de las ninfas. Un saludo.

      Eliminar
  2. Sí que tienes una facilidad para describir. No sé por qué me sorprendo si ya lo sé, je, je, je. Pensé que su llegada a Shakával sería algo más "turbulenta", aunque tengo que dejar de pensar que algo malo va a ocurrir, je, je, je.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias.
      No fue turbulenta porque aparecieron en uno de los lugares de más paz de todo Shakával.
      Saludos.

      Eliminar
  3. ¡Hola! :)
    No me equivoqué, esta historia me iba a encantar y de momento así es. Me he trasladado a un mundo lleno de magia, ríos de agua pura y un bosque que solo el nombre ya me ilusiona, el bosque iluminado. Un sitio donde los unicornios viven a sus anchas, con ninfas custodiando los ríos y elfos tan apuestos como siempre imaginé.
    Felicidades por esta historia :) Me alegro de haberla comenzado ^^
    Nos leemos pronto ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Carmen.
      Gracias. Me halaga e ilusiona que también te esté gustando esta historia. Como dices está llena de magia. Aunque más que ésta, yo diría fantasía.
      Espero que la historia te siga gustando por lo menos lo mismo que hasta ahora. Eso para mí, ya es más de lo que esperaba.
      Nos leemos pronto.
      Besitos.

      Eliminar
  4. Muy interesante.. me gustan tus historias ("no se mováis?" Vigila la construcción de las frases) usa sinónimos y no abuses de los nombres propios¡¡¡) genial... espero el siguiente con ganas¡¡¡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Francis.
      Bienvenido de nuevo.
      Que bien que te gusten mis historias.
      Gracias por las críticas constructivas.
      Cuando quieras. Te estaré esperando.
      Mi blog y mis historias están a tu entera disposición.
      Saludos.

      Eliminar