NOCHE
DE TORMENTA
Llevaban ya unas
horas de viaje desde que dejaron Longoria… y Éric no había dejado de observar a
todas aquellas personas, tan diferentes, que los acompañaban. Se fijaba
sobretodo, en los ángeles. Antes, pensaba que no existían, y nunca se había
imaginado ver alguno. Aunque no creía en ellos; los imaginaba diferentes, sin
armadura y semidesnudos.
Poco
después, éstos que viajaban volando a cierta altura, bajaron para poder
hablar con Silvan.
-Se acerca una tormenta. A lo lejos, hemos
visto las montañas medianas. Quizás podamos alcanzarlas antes que comience, y refugiarnos
en ellas, si aligeramos el paso -le comentó Láslandriel a Silvan.
-¡Está bien, todos a galope hacia las
montañas!
Comenzaron
a cabalgar, y el enano, que iba en el poni, se descolgaba de ellos, al igual que
el pequeño unicornio.
Por
fin, alcanzaron las montañas.
Allí
siguieron un camino que había entre éstas y el bosque de half. Se llamaba así porque iba a parar a la aldea del mismo nombre. Un lugar dónde no vivían hombres, sino
uno de los tres tipos de medianos que existían en Shakával, los halflings. Una
raza que trataba siempre de vivir en paz.
Poco
después, comenzó a llover. Lo hacía con bastante intensidad. Así, que tuvieron
que buscar un sitio donde refugiarse.
Algo
más adelante, Silvan, el líder del grupo, encontró una cueva que era bastante
grande, y servía para que todos se refugiasen de la tormenta.
Tristan
recogió algunas ramas húmedas para prender fuego, pero éstas tardaron en
hacerlo. Al final, se formó una buena hoguera.
Todos
estaban empapados y hambrientos…
Los
muchachos, que estaban menos acostumbrados a mojarse, les castañeaban los
dientes… del frío que tenían. Susan
estaba pálida y mostraba los mismos síntomas que Éric y Kevin, pero en cambio,
ella tenía fiebre. Tristan
la cogió en brazos y la recostó sobre una manta; luego, Eléndil le preguntó por
el frasco que llevaba. Al mago le resultaba conocido, pues había visto
alguno igual, anteriormente.
Susan
le contó como lo consiguió, y éste prefirió utilizarlo en otra ocasión, más
necesaria; sabedor que llegaría, tarde o temprano.
Luego, sacó de uno de sus saquillos unas hierbas que posteriormente
machacó con unas piedras. A continuación, con un pequeño frasco cogió algo de
agua de lluvia. Inmediatamente, echó un poco de la sustancia que resultó, en el frasco… lo removió todo, y se lo dio a Susan.
Ésta
se lo tomó, y comprobó que estaba amargo, pero confiaba en que se pondría
mejor.
Poco
a poco, la chica fue cerrando los ojos, hasta relajarse y finalmente, quedarse dormida. Mientras, los demás aprovecharon para sacar algo de la comida que tenían guardada para
el viaje a Loft, y comer algo frente al fuego.
Isilion
decidió ser el primero en montar guardia.
Silvan,
el líder del grupo, era el general del ejército longoriano. Un hombre serio
y valiente, e igualmente, listo y guapo.
Con
treinta y tres años de edad y un metro con ochenta y cinco de altura, lucía una
agraciada figura. Además, tenía la piel morena y el cabello… liso, largo y negro;
y lucía unos ojos azul claro, que iluminaban todo su rostro.
Sus
ropas eran… una cota de malla, que le cubría todo el brazo, la típica ropa del
ejército longoriano; que consistía en una túnica marrón oscura, en el caso del
general, y azul en el caso de los soldados, sin mangas y cuello de pico,
sujetada con un cinturón y que llegaba por debajo de la rodilla, con una raja a
cada lado, para mejor movilidad de las piernas. En medio del pecho, tenía el símbolo
de Longoria… que consistía en un fénix. Llevaba también, una capa con capucha
de color azul marino. Sus pantalones eran de color lila oscuro, llegando a ser
casi negros; por último, llevaba unas botas y unos guantes marrones oscuros.
En cuanto a armas, sólo llevaba una espada y una daga.
Kevin
miró a su alrededor, y casi todos estaban dormidos. Sólo él, Isilion que
vigilaba, y Silvan que estaba pensando en el viaje a Loft, estaban despiertos.
Eric
estaba junto a su hermana, durmiendo. Eléndil y Lana yacían por otro lado.
Ilene y Láslandriel, que eran pareja, dormían juntos… ella entre los brazos de
él. Justin estaba durmiendo justo al lado. Y los demás… Tristan, Gúnnar y
Mialee; dormían solos, entre los otros.
A la mañana siguiente, amaneció un día espléndido.
Por eso, cuando todos despertaron, quisieron salir fuera de la gruta, para ver la
zona. Susan ya se encontraba bien, así que desayunó algo de sopa caliente, que
preparó Lana.
La aprendiz de maga,
poco después, se adentró en el bosque de half para buscar unas hierbas que su
maestro Eléndil necesitaba. Llevaba
tiempo junto a él, porque ella quería aprender ilusionismo, una rama de la
magia, entre muchas otras, que él sabía y dominaba casi a la
perfección, pues era un mago de mucho prestigio.
Nativa de Longoria, se
unió a su maestro porque éste era el mejor mago de todo el reino; ahora, tenía
veinticinco años, y era una muchacha atractiva e interesante, tanto en físico
como en personalidad. Medía alrededor del metro con setenta y dos, y tenía una
larga melena lisa y pelirroja, muy cuidada… y unos grandes ojos claros, con
hermosas pestañas.
Como aún no vestía la túnica de ilusionista de color gris, debido a que sólo
podían vestir túnicas, aquellos magos que había alcanzado el cuarto nivel de
magia… iba vestida con un traje ajustado, verde esmeralda, unas medias lilas, y
unas botas, marrón pardo. También llevaba unos guantes muy ceñidos a la mano de
color rosa; que le daban un toque muy femenino. Por
último, llevaba una capa de color lila, mágica, que la volvía
invisible, cuando ésta se ponía la capucha. Era
un regalo de Eléndil. Se lo hizo no hace mucho tiempo; el día que cumplió
diez años de aprendizaje junto él. Ella se unió a él, muy joven, a la edad de trece años. En Longoria, eran los
magos, los caballeros, los clérigos, y lo físicos, los que gozaban de mayor
prestigio; y a ella le gustaba la magia, y como era lo único a lo que podía
optar… eligió ser maga.
En ocasiones como ésta, que salía fuera de Longoria con Eléndil, y podía
enfrentarse a grandes peligros… llevaba además de la capa, una espada corta en
su cinturón.
Después
de adentrarse en el bosque, llegó a una pendiente… un pequeño precipicio, donde
encontró las plantas que su maestro le había mandado buscar. Intentó alcanzarla,
pero no lo logró. Entonces, se tendió sobre la hierba y alargó la mano todo lo
que pudo, para cogerla, pero no lo consiguió. Se arrastró un poco más hacia
abajo, y por fin consiguió su objetivo. Aunque, al instante, cayó rodando por
el precipicio... Suerte, que se frenó en seco… porque el pie se le enganchó en una raíz que salía del
suelo.
La
situación era ésta: quedó enganchada por el pie, colgada boca abajo, justo
al final del barranco. No podía soltarse sola, porque… aunque tenía una espada,
era tan corta que no alcanzaba la raíz. Así que, cuando vio que no podía soltarse
por sí misma… pidió ayuda. Pues la magia que ella aprendía, el ilusionismo, no
le servía de nada.
Silvan,
que se encontraba en ese momento cerca de allí, la oyó y acudió en su ayuda.
Enseguida
llegó y la despojó de la raíz, la cogió en brazos… y la recostó sobre el tronco
de un árbol, para examinarle el tobillo… que por suerte, sólo se había torcido.
Le
quitó entonces la bota, y tenía el tobillo hinchado.
-Silvan, las hiervas que he venido a buscar,
sirven también, para bajar la inflamación -le explicó.
Éste
le puso una hoja de la planta sobre el tobillo. Luego, desgarró una tira del
vestido de ella, y se lo vendó. Después, cogió el resto de la planta y
la bota, y las guardó en una bolsa que ató a su caballo.
A
continuación, volvió a levantarla en sus brazos para que no apoyara el
tobillo. La subió a su caballo, e hizo lo mismo, situándose detrás de ella.
Seguidamente, siguió un sendero que había en el bosque para regresar a la
gruta.
Mientras
volvían, paseando a caballo por aquel hermoso bosque… ella se ruborizó, pensando
en lo amable que había estado con ella. En ningún momento había
fanfarroneado por rescatarla. Ni se había aprovechado de las circunstancias, más
de lo debido. Se había comportado como un perfecto caballero. Y había actuado
en cada momento, como debía hacerlo. Además, Silvan gozaba de una notable
prestigio en Longoria, debido a lo bien que representaba su puesto. Por eso, lo idolatraba Para ella, lo más importante, aún más que la magia,
era… el respeto del pueblo longoriano; y él lo tenía, y muy bien ganado.
A la vez que ruborizada, se sentía muy bien entre sus brazos. Él era un
caballero muy guapo y distinguido. Por eso, no quería que ese paseo a
caballo, se terminase nunca.
Pero
poco después… llegaron a la gruta. Entonces, su maestro vio que había conseguido
las hierbas, pero también que se había lastimado el tobillo. Así, que le quitó
la venda y la hoja, y se lo reconoció. La hinchazón había bajado pero
el tobillo seguía torcido.
El
mago pronunció unas palabras, mientras se lo tocaba con la mano.
Éste sanó de inmediato. Volvía a estar como antes de lastimárselo. A
continuación, pronunció otro hechizo que hizo que el vestido volviese a estar
como nuevo. Cuando acabó, no parecía que Silvan lo hubiese desgarrado.
A
continuación, todos volvieron a reunirse en la entrada de la gruta. Entonces, Láslandriel
le dijo al general longoriano:
-He inspeccionado la zona junto a Ilene, y a
lo lejos, hemos visto la aldea. Si marchamos ahora, podríamos llegar avanzada la tarde.
-Bien, pues nos esperemos más. Pondremos
dirección a Half -el grupo enseguida recogió las cosas de
la gruta y macharon hacia la aldea.
Las descripciones de los personajes logradas, te haces una idea.
ResponderEliminarLa ubicación espacio-temporal muy realista, parece que estás alli mismo. Me gusta la variedad de las razas.
Me alegra que te guste mi forma de contar el capítulo.
EliminarEso es lo que quería, variedad en el grupo de héroes.
Gracias Desirée. Un saludo.
Cada vez me gusta más esta historia :D
ResponderEliminarGracias. Me llena de alegría, no sólo por ti, últimamente, aunque no dejan comentarios y no sé quienes son, están pasándose a leer esta historia bastante gente, eso quiere decir que está gustando, aunque todavía no tanto como "Las Crónicas de Erdwill 1. La Espada Sagrada ". Por donde aún no se ha pasado nadie es por mi otro escrito "Tierras de Gyadomea 1. Las Tierras del Nuevo Mundo", ya sé que es más infantil, pero creo que si lo leyesen, les gustaría.
EliminarExcelente las descripciones, casi parece que esos lugares y personajes realmente existen. Lana y Silvan... ¿futuro romance en puerta? Je, je, je, je.
ResponderEliminarGracias. Sí, eso parece. Jejeje.
EliminarHoy estoy que lo rompo, ¿eh? Dos capítulos en un día, jejeje
ResponderEliminarMe ha gustado este capítulo. Lo único malo es que hasta que me familiarice con los nombres... uff... Pero bueno, lo conseguiré ;)
Pobre Lana, ¡se ha quedado literalmente colgada! Suerte que Silvan estaba cerca... Y también, menos mal que a Susan la han podido curar. Eso de tener a un mago tan poderoso en el grupo es una suerte, ¿eh?
Bueno, ahora sí que me voy. Otro día más :)
¡Abrazoooo! ^^
Gracias.
EliminarEspero que no te hagas un lío entre estos personajes y los de Érdwill.
Sí es una suerte.
Un abrazo y fuerte.
Ui, es verdad, que este ¡ya lo había leído! XD qué mal...
EliminarBueno, ahora sí que me voy al próximo ^^
¡Hola de nuevo amigo! la historia está muy interesante y los personsajes muy logrados, con ese delicioso aroma que desprenden los grupos de personajes en aventuras de fantasía épica, como La Comunidad del Anillo o La Dragonlance . Me gustan particularmente el mago Elendil y Lana, no sé porque jejeje
ResponderEliminar¡Abrazos y feliz finde!
Hola Hammer.
Eliminar¡Bienvenido de nuevo!
Sí, la idea del grupo de héroes está inspirada precisamente en esas sagas. Jeje.
Abrazos, vuelve y comenta cuando quieras. Los Valientes siempre tendrán un lugar reservado en mi blog.
Abrazos.