viernes, 29 de agosto de 2014

Capítulo 15 de Dragonstones 1



Ántrax



ALIANZA



 -Madre -dijo el príncipe Ántrax-. ¿Crees que seremos lo suficientemente fuertes, para resistir el ataque del enemigo?

 -Todo está por ver, hijo. En este momento, tanto las fuerzas del mal como las del bien están haciendo sus primeros movimientos en el tablero. La partida sólo ha comenzado. Debes tener esperanza -respondió Thora, la reina de Longoria y madre de Ántrax.

 -Pero madre… he notado a padre muy nervioso últimamente; y ha convocado a sus hombres importantes para dentro de un momento. Yo también estaré presente. ¿Qué crees que nos dirá?

 -Hijo, siempre estás adelantándote a los hechos. Todo debe suceder en su debido momento. Y todo lo que ocurre, no lo hace sin ningún motivo -respondió la reina, una mujer de cuarenta y cinco años, cuatro menos que el rey, llena de sensatez y sabiduría, a la que su hijo Ántrax siempre acudía, para ser aconsejado.

Medía un metro setenta, diez centímetros menos que su esposo, y tenía el pelo largo y liso, algo recogido, de color castaño claro y algo canoso. Y si había algo en ella que destacase sobre todo lo demás… eran sus grandes ojos marrones, que inspiraban una paz permanente.

 -Madre, siempre que te pido consejo. No termino de entender tus respuestas.

 -Entonces… ¿por qué lo sigues haciendo?

 -Quizás, porque siempre me siento tranquilo tras hacerlo. Y porque, aunque no los comprenda, necesito tus consejos.

 -Bueno, acude a esa reunión, o llegarás tarde.

 -Está bien, madre. Ah… gracias por todo.

 -Vuelve cuando quieras. Estaré esperando tus preguntas.

El príncipe era un muchacho joven. Tenía veinticinco años, y medía un metro con ochenta y siete de altura.

Era apuesto. Tenía una melena de color castaño, como sus padres, aunque algo más clara, tirando a rubio. A diferencia de su padre, que lucía una poblada barba algo canosa como su pelo, Ántrax llevaba una perilla y un bigote muy finos, y tenía los ojos tan bonitos como su madre, y del color de sus padres.





Cuando llegó a la reunión, ya habían llegado todos, menos él.

 -Padre, perdona mi tardanza, no volverá a ocurrir.

 -¿Dónde estabas? Llevamos un rato esperándote.

 -Hablando con madre.

 -Bueno, dejemos eso, y hablemos del tema que nos ha reunido aquí -comentó Mónkhar, mirando a su hijo y a los demás asistentes.

En ese momento, Ántrax que desde que llegó a la reunión sólo había tenido ojos para su padre, observó a los asistentes y vio algo que no había visto hasta ese momento. Había convocado al rey de los elfos silvanos, Almare; que venía acompañado de un reducido grupo de los suyos.



Entonces su padre, comenzó a hablar…



 -El motivo por el que os he convocado hoy aquí, ya debéis saberlo todos. Como sabéis, ese condenado elfo oscuro llamado Ízmer, planea hacerse con este mundo. Para ello, a apuntado alto, y ha ido directo al grano.

Debe saber de la aparición de las Dragonstones y de La Piedra Multicolor. Por ello, planea atacar Longoria, la principal ciudad y reino de Shakával, antes de que nos hagamos con alguna de las gemas, y tengamos mayor poder. Si conseguimos alguna de esas piedras, la próxima vez no atacará esta ciudad, sino que comenzará con otros reinos, debilitándolos, y aumentando sus dominios, hasta hacerse con todo el poder. Si no me han informado mal, está preparando dos ejércitos… Uno cruzó con sus barcos las costas de los vikingos. Son su gente, elfos oscuros. El otro ejército, como todos podéis saber, está compuesto por hombres de todas las razas de Shakával; todos proscritos y desertores, que odian tanto a Longoria como a las leyes que rigen en Shakával, impuestas por nuestro reino. Todos sabéis que si nos enfrentamos a ellos, sin ninguna ayuda, caeremos ante ese villano. No somos tan numerosos como ellos. Por eso, te he convocado a tí Rey Almare, rey del pueblo elfo silvano. Necesito de vuestra ayuda como nunca antes. Nuestro pueblo siempre ha estado en comunión con el vuestro, y cuando habéis necesitado algo, os lo hemos concedido. Es por eso, que os pido este favor.



Ántrax, que había estado escuchando a su padre con mucha atención, no se esperaba aquello. Ahora, sabía porqué había estado tan nervioso. La fuerza del enemigo era superior.

Nunca antes, por lo menos desde que el vivía, Longoria había tenido que pedir ayuda, como el que pide limosna, así que la situación era muy grave.

Centró su atención ahora en el pueblo elfo; miró a su líder y estudió su expresión. Y no estaba seguro de si la decisión de los elfos, sería la de ayudarlos.



Pero, el rey elfo no tardó en contestar:

 -Habéis pedido nuestra ayuda. Cierto es que os estamos muy agradecidos. Y que hasta el momento, los elfos silvanos y los hombres han estado en comunión. Pero se os olvida algo. Mi hija, la princesa Mialee, ya está ayudando a vuestro pueblo en la búsqueda de las piedras mágicas, muy a pesar mío; pues es la única familia que me queda, y no querría perderla. Pero con ello, ella e Isilion también ayudan a mantener el equilibrio en Shakával, y en Silvanya. Con que, si os ayudo contra los ejércitos de Ízmer, también lo haré con mi pueblo y con todo nuestro mundo. De modo, que mi respuesta es sí, aportaré mis tropas a Longoria. Aunque, no estoy muy seguro que aún así, salgamos victoriosos. Así que, con el corazón en un puño, espero por el bien de todos, que la suerte se alíe con nosotros.



En ese momento el Rey Mónckhar se puso de pie y aclamó:

 -¡Alabados sean el Rey Almare y el pueblo de Silvanya! ¡Que la victoria sea nuestra!

Y alzando su copa de vino en el aire, todos los presentes exclamaron:

 -¡Por la victoria!



 Una vez terminada la reunión y se hubieron marchado los elfos silvanos, el rey se acercó a su hijo y le dijo:

 -Esta guerra será dura a pesar de la ayuda de los elfos silvanos. Por ello, espero que nuestros amigos encuentren la primera de las piedras. Con la ayuda de los dragones, la balanza se inclinaría de nuestro lado. Por el momento, debemos preparar nuestro ejército para la guerra. Y has de saber que al no estar nuestro general Silvan con nosotros, tendrás que ayudarme a dirigir nuestro ejército, en la guerra.

 -Sabes que puedes contar conmigo cuando quieras. Siempre estaré ahí para ayudarte. Soy tu hijo. Además, es mi deber, ya que también eres mi rey -opinó Ántrax, que hasta ahora no había participado en ninguna batalla, aunque había sido entrenado desde niño, para ello.

 -Algún día hijo, tu también llegaras a ser rey como yo. Entonces, sabrás como me siento yo ahora; Y lo extrema que es la situación.

 -Espero que para cuando suceda, hayamos acabado con ese mago Ízmer, y con todas las fuerzas del mal, que están bajo su poder.



 -Ojala así sea -manifestó el Rey Mónckhar.

 -Eso espero -le dijo a su vez Ántrax.



En esos momentos, padre e hijo, rey y príncipe, se encontraban hablando en los jardines de palacio. Paseando, llegaron hasta donde se encontraba la Reina Thora.



 -¿Qué tal ha sido la reunión, querido? -preguntó la reina a su esposo.

 -Como esperaba, el pueblo elfo no nos ha defraudado. Tenemos posibilidades.

 -¿Y tú hijo, estás ahora más tranquilo?

 -No sé madre. Ahora me doy cuenta de la situación a la que nos enfrentamos. Y si el grupo que fue con Silvan, en busca de la Dragonstone no tiene éxito, no sé cual será el resultado.

 -Tranquilo hijo, todo saldrá bien. Conoces a nuestro general Silvan, y sabes que ese grupo no puede estar en mejores manos.

 -Sí madre, pero también desearía que estuviese aquí con nosotros, para ayudarnos.

 -Antes de nuestra caída, estará aquí para socorrernos. Si lo conoces bien, tú también debes saber que así será.

 -Madre, como desearía tener tu serenidad. A pesar de la situación… y mírate; ni un atisbo de nervios.

 -Que gran verdad dices, hijo mío -comentó en ese momento Mónckhar-. Fue esa seguridad y esa sabiduría, acompañada de esos ojos, lo que me hicieron caer rendido a sus pies -explicó a su hijo, mientras se deleitaba mirando a su esposa, sonriendo.

 -Pues a mi, lo que me atrajo de tu padre fue su valentía y su bondad –le dijo entonces Thora.

 -¡Ejem! ¿Sólo te fijaste en eso? -preguntó su esposo, desilusionado.

 -Está bien, no te quejes tanto. No estabas mal del todo, por aquellas fechas -bromeó mientras lo abrazaba, y le acariciaba la cara.





 En ese momento, un criado de palacio se acercó hasta el rey y le dijo:

 -Majestad, ha llegado este mensaje.

 -¿Quién lo envía? -preguntó Mónckhar, intrigado.

 -Vino a través de una paloma blanca -respondió.



En cuanto tomó el pequeño pergamino, por el sello que lo lacraba, enseguida supo quien enviaba el mensaje. Era de los altos elfos de Loft.

Enseguida, abrió el pergamino y leyó en el idioma humano lo siguiente:



 -“Su majestad, Rey Mónckhar, rey de los hombres, rey de Longoria y de todo Shakával. Me dirijo a vos, para deciros que el grupo que envió a nuestra isla, ya estuvo aquí. Le indicamos el paradero de la primera de las piedras mágicas. Nuestro general Vanya que los acompaño hasta Bábylon, ya ha regresado. Dice que a pesar de los imprevistos, todos llegaron bien al continente. Un grupo de guerreros del caos los sigue; e intentarán impedir que se hagan con la Dragonstone. Por nuestra parte, os ofrecemos nuestra ayuda en la guerra. Pero sólo participaremos en ella, si es estrictamente necesario. Sin más, os mando un saludo. Cordialmente, el rey de los altos elfos, Eldaron”.



 -Bueno, son una buena y una mala noticia -expresó el rey. Esperemos que Silvan se ocupe de esos guerreros del caos. Por lo demás, no esperaba la ayuda de los altos elfos.

 -Ves como hay que tener esperanza, hijo.

 -Como siempre, tienes razón, madre.

 -Manda de regreso la paloma blanca, con un mensaje de agradecimiento.

 -Como desees, padre -dijo Ántrax, con un nuevo aire de optimismo, en la expresión de su rostro.

8 comentarios:

  1. Me gusta esta familia, me parece adorable, sobretodo Ántrax. Me da miedo que comiencen las luchas y empiece a caer gente, por que la gran mayoría me cae bien... ¡me vas a hacer llorar! (sí, creetelo, soy muy llorona con estas cosas).
    Buen capítulo.
    Saludos.

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    1. Pues, con tu comentario me has hecho tocar la fibra sensible, y me has sacado una sonrisilla al leerlo. Es una familia de las que ya quedan pocas. Es una suerte que por el momento, el mundo de Shakával esté dirigido por ellos. Con todo, nunca todo el mundo piensa igual, pues sino no existirían los proscritos que están en contra de sus leyes. Es inevitable que cuando comience la batalla se derrame sangre, y haya pérdidas, sino no resultaría creíble.
      Gracias. Un abrazo fuerte.

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  2. bueno, yo la verdad prefiero más sangre y más batallas con animales exóticos, jeje, Este capítulo es un parón de la acción, y es bueno para coger fuerzas.

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    1. "De todo hay en la viña del señor" Tranqui Desi en el siguiente tiene una pequeña dosis de acción. Cuando llegue el 25 creo que vas a salir empachada. Jaja. Ya sólo te queda uno para ponerte al día. Un abrazo.

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  3. No hay acción pero no es un capítulo desperdiciado. Capítulos así son buenos para enriquecer la historia. Intuyó que Ántrax tendrá su bautismo de fuego en una batalla importante, pobre. Je, je.

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    1. Hola.
      Gracias. Me alegra que aprecies eso.
      Seguro. Ántrax necesita batallas donde curtirse.
      Saludos.

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  4. Qué personajes más logrados, los reyes de Longoria y el príncipe. Me ha gustado mucho cómo los has descrito (y más sabiendo qué son, merciii!)
    Me ha hecho gracia cómo le pide consejo a su madre para luego no comprender la respuesta a sus preguntas, jejeje y la contestación de la madre ha sido muy buena "Entonces... ¿para qué lo sigues haciendo?"
    Me imagino que tarde o temprano tendrán que entrar en combate. Veremos si Ántrax está o no a la altura de Silvan, al que describen como un gran y fiel guerrero.
    Y los altos elfos, pues también tendrán que elegir, vamos, digo yo. Porque con un ejército oscuro con semejante cantidad de individuos...
    Y el final, muy tierno. Un rey y una reina que se demuestran el cariño mutuo. Eso me ha gustado mucho :)
    Bueno, pues después de la parrafada que te he dejado, me despido hasta la próxima :)
    ¡Un abrazo! ^^

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  5. Lo primero me ha encantado tu comentario en general. Es este tipo el que siempre me gustaría encontrar.
    Jeje. Son una familia muy peculiar y entrañable.
    Tendrás que descubrirlo cuando llegue la batalla.
    Esperemos que la decisión de los altos elfos sea ayudarlos.
    Bueno, en fin, me alegro que te haya gustado la familia real longoriana, y el capítulo.
    PD: puedes volver a dejarme parrafadasi por el estilo cuando quieras. Un abrazote.

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