viernes, 5 de diciembre de 2014

Capítulo 27 de Dragonstones 1







AYUDA





Cuando la muralla había sido tomada por fin, y las tropas del ejército proscrito entraban dentro intentando imponerse a las defensas longorianas; Máblung vio aparecer en el cielo algo nublado que había aquella tarde una infinidad de puntos avanzando hacia ellos.



-¡Mira Ántrax! ¿Qué puede ser?

-No lo sé. Pero espero que no sean más enemigos.



Conforme éstos se acercaban, poco a poco fueron distinguiéndose, y pudieron ver lo que eran.



-No, creo que son amigos.

-¡Es cierto! ¡Son los altos elfos! ¡Han decidido venir a ayudarnos!



Era un espectáculo hermoso de ver… cinco mil pegasos volaban en el cielo con sus jinetes, en su ayuda.



Cuando sobrevolaron la ciudad de Longoria Vanya observó al ejército de proscritos y vio que la gran mayoría aún permanecía fuera.



-Debo impedir que entren más -se dijo.



Tensó su arco Fénix, y lanzó tres de aquellas flechas con plumas de esta fantástica ave. Éstas, al salir disparadas comenzaron a arder, pero no como lo harían normalmente, sino que tres grandes llamas mágicas se extendieron sobre sus objetivos, quemando a un gran número de soldados del enemigo.



-Quiero que os dividáis en tres grupos; uno se dirigirá a las puertas, otro a lo alto de la muralla, y el último y más numeroso, me seguirá a mí. Lucharemos contra las tropas que hay fuera de la muralla. ¡Entendido!

-¡Sí! -respondieron.





Y se dividieron en tres grupos…



Uno se dirigió a las puertas y cogió desprevenido al enemigo. Lograron acabar con la mayoría, por el momento...



Otro disparó sus flechas sobre los proscritos que subían por las escaleras de asedio. Éstos consiguieron que no subieran más de los que ya había a lo alto de las murallas.

El grupo de Vanya disparó una infinidad sobre sus rivales, logrando matar a un gran número. Pero, no tardaron en defenderse, utilizando sus arcos. Unos disparaban a los altos elfos, y otros a los pegasos… de cualquier forma, a los que alcanzaban, morían en ese momento, o cuando caían sobre las tropas enemigas.



-¡No podemos seguir así, o pereceremos nosotros y nuestras monturas! ¡Tenemos que bajar y luchar en tierra firme!



Siguiendo a su general, todos los altos elfos del grupo de Vanya aterrizaron y comenzaron a luchar con sus espadas, sobre sus monturas. El resto de las tropas de los proscritos que montaban a caballo, fueron a su encuentro.



Márenon, su líder, no había contado con su llegada. Se sabía vencedor, justo antes que ellos apareciesen. Había conseguido sobrepasar las puertas; y se encontraba luchando dentro de Longoria. Pero ahora, todo se había vuelto en su contra. La mayoría de proscritos que habían conseguido entrar, habían muerto por las flechas de los altos elfos que volaban sobre el lugar; y el resto, estaba pereciendo ante la superioridad, tanto de longorianos como de elfos silvanos.



-¡Debemos retirarnos! -gritó-. ¡Fuera tendremos más posibilidades!



Los pocos que aún se hallaban dentro… huyeron tras su líder. Dentro, los Reyes Mónckhar y Almare volvieron a atrancar las puertas.

Arriba, en lo alto de la muralla, los proscritos siguieron insistiendo. Sabían que si se hacían por lo menos con el dominio de la muralla habrían ganado mucho a su favor. Pero, lo tenían muy difícil. Ésta estaba muy bien defendida. Y además, el grupo de altos elfos desde el cielo impedía que los enemigos subiesen hasta arriba.



-¡Que un grupo de longorianos defienda las puertas de un posible nuevo ataque! ¡Ahora somos mucho más numerosos que ellos y tenemos la situación controlada… pero, en cuanto lleguen los elfos oscuros estaremos otra vez en desventaja! ¡Así, que será mejor que vuestra gente, Máblung y vos, vayáis a defender las murallas del norte, para cuando lleguen los elfos oscuros! ¡Cuando eso suceda, intentaremos enviaros ayuda!

-¡De acuerdo! ¡Saldremos hacia allí, para llegar a tiempo! ¡Pero, primero avisaré a mi general! ¡Suerte en la batalla! -le deseó el Rey Almare, antes de marcharse.

-¡Bien, abrid las puertas! -ordenó el Rey Mónckhar-. ¡Algunos de nosotros ayudaremos a los altos elfos, ahí fuera!



Cuando se abrieron, un gran número de longorianos salieron con el rey. Tras ellos, éstas se cerraron de nuevo.







Por otro lado, Vanya aún mantenía su pegaso; y nadie había logrado dejarlo caer de él. Se había abierto un hueco a su alrededor; gracias a que ningún proscrito quería enfrentársele. Muchos lo habían intentado… y los que no habían muerto a manos de su espada, habían sufrido los efectos de su “escudo-espejo élfico”, que reflejaba cualquier cosa, incluso los ataques, que se volvían contra quienes los lanzaban. Todos temían su escudo, así, que era él quien iba en busca de ellos.



Los demás altos elfos también luchaban muy bien, pero algunos proscritos como los nórdicos, los orientales, o los mundanos, tampoco lo hacían mal. Por eso, habían logrado acabar con muchos de ellos.

Arriba, en la muralla, Almare había logrado llegar hasta Máblung.



-¡Tenemos que ir a defender la puerta del norte! ¡Aquí, ya no nos necesitan y los elfos oscuros pronto llegarán!

-Os dejamos solos, príncipe Ántrax. Tenemos que estar preparados cuando lleguen los elfos oscuros.

-No os preocupéis, Máblung. Podéis marchad tranquilos. Nos ocuparemos nosotros.

-¡Vamos, todos los elfos silvanos, seguidme! ¡Iremos con el Rey Almare y los demás, a las puertas del norte!

Sus tropas no tardaron en bajar junto a ambos, para dirigirse hacia el otro lado de la ciudad.







Márenon no paraba de dar golpes de espada y hacha, a un lado y a otro; era incansable. Su odio a Longoria le hacía estar concentrado, en todo momento. Sus hombres, al verlo, seguían luchando junto a su líder, a sabiendas que se encontraban en desventaja numérica.

Todos los longorianos que habían salido tras el Rey Mónckhar comprobaron la matanza que se estaba librando fuera. Había muertos y heridos de ambos bandos, por todos lados; y lo mismo sucedía con algunos caballos y pegasos. Era un espectáculo desagradable… por eso, decidieron que tenían que acabar pronto con aquello. De modo, que salieron corriendo tras su rey, y sin pensárselo dos veces, se enfrentaron a los proscritos.



Mónckhar, aunque tenía ya cuarenta y nueve años, se encontraba en plena forma y luchaba como cualquier joven caballero… o, incluso mejor; ya que tenía mucha más experiencia.







Vanya, en un momento de respiro, se elevó de nuevo con su pegaso, y se dirigió a hablar con los dos grupos que habían luchado, desde el cielo.

-¡Dejad las puertas y la muralla, y venid conmigo! ¡La batalla ya sólo se libra fuera, en tierra firme!



Los dos grupos lo siguieron y aterrizaron en el suelo.





Ántrax, tras matar a un nuevo proscrito, miró a su alrededor y vio que ya no tenía con quien luchar allí arriba.

-¡Bien, aquí ya no servimos para nada! ¡Bajemos nosotros también, donde se libra la batalla!



A su orden, todos se dirigieron abajo a ayudar. Allí, se encontraban luchando: proscritos, longorianos y altos elfos.







Almare y Máblung recorrían las calles principales de Longoria, a paso ligero; y junto a ellos, todos los elfos silvanos que aún quedaban vivos. Estaban alcanzando el centro de la ciudad, donde se encontraba el palacio real. Como éste estaba rodeado por una calle con forma circular, el rey sivano le dijo a su general:

-¡Dividámonos Máblung!¡Que cada uno de nosotros rodee el palacio en una dirección, con la mitad de las tropas!

-¡De acuerdo! ¡Yo tomaré la dirección de la derecha!

-¡Bien, y nosotros la de la izquierda!



Las tropas de los elfos silvanos se dividieron siguiéndolos. Cuando consiguieron rodear todo el palacio, se volvieron a unir. Frente a sí, tenían la calle que llevaba a las puertas del norte.







Márenon había visto como tanto el Rey Mónckhar con un grueso de sus tropas como los dos grupos de altos elfos que luchaban en el aire y el príncipe Ántrax con casi el resto de tropas longorianas se habían unido al alto elfo Vanya, para luchar contra él y su ejército de proscritos.



Ahora, sabía que estaba perdido.



Pero, no del todo. También, se había dado cuenta que los elfos silvanos se habían retirado, probablemente, a defender las puertas del norte. Eso quería decir, que los elfos oscuros no tardarían en llegar, y que no bastaría con los primeros para pararlos. Así, que muchos de los que ahora luchaban contra él, tendrían que marcharse a defender las puertas del norte, junto a los elfos silvanos; y que incluso eso, no les bastaría.

Por ello, aún tenía esperanzas de vencer, porque pronto las fuerzas quedarían equilibradas.



-¡Vamos longorianos, están a nuestra merced! ¡Aprovechémoslo y acabemos con ellos! -intentó animarlos Mónckhar; y acto seguido, con un grito de furia, se lanzó a combatir a un proscrito tras otro…

…éstos, iban cayendo a sus pies, sin vida.



Los altos elfos superaban en un gran número a sus enemigos, que cada vez eran menos.

Vanya los lideraba con suma inteligencia. Hizo que los dos grupos que bajaron del cielo rodeasen en un círculo a los enemigos que quedaban. Allí, se juntaron luchando proscritos, el resto de altos elfos, incluido Vanya, los longorianos, su Rey Mónckhar, y su príncipe Ántrax. Este último hacía poco que había bajado a tierra firme… pero, ya había conseguido acabar con muchos rivales. Para ser su primera batalla, se estaba defendiendo muy bien. Su padre, vio desde lejos, el arrojo con que luchaba por defender su patria, y se sintió orgulloso de él.

A partir de ese momento, no se preocuparía por morir en aquella batalla, porque Longoria quedaría en muy buenas manos.

Pero, no tenía intención alguna de hacerlo; al contrario, desde aquel instante siguió luchando con un ánimo reforzado.







Almare, Máblung y todos los elfos silvanos al fin consiguieron llegar a las puertas del norte. El general lo dirigió todo para que sus soldados se situasen tanto en la muralla como tras las puertas. Pero, en esta ocasión, él y la mayoría salieron fuera a esperar al ejército de los elfos oscuros. El Rey Almare en cambio, se quedó arriba en la muralla para dirigir a los que allí había. Poco después que todas las defensas estuviesen preparadas, llegaron los dos rastreadores que enviaron al bosque iluminado. Uno de ellos, llegaba herido; el otro, moribundo.





El primero dijo, casi sin aliento:

-Ya vienen. Nos tendieron una emboscada… igual que nosotros, también enviaron rastreadores para ver si los estábamos esperando (hizo una pausa para coger un poco de aire)...

…Tuvimos que huir, sin ver el ejército, para salvar nuestras vidas.



Cuando terminó de decir esto, hizo aparición una delgada línea negra en el horizonte…

4 comentarios:

  1. Wow! ¡Llegaron los elfos silvanos y sus pegasos! ¡Genial! Gran batalla, buen giro a favor de los longorianos, aunque todavía no ha terminado todo. Esa delgada línea negra se siente muy peligrosa. Creo que lo bueno va a comenzar recién ahora, Je, je, je. ¡Saludos!

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    1. Los de los pegasos son los altos elfos.
      Llevas toda la razón. Lo mejor de la batalla está por venir.
      Saludos.

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  2. Y, por fin, llegó la ayuda. Los Altos elfos han hecho una aparición estelar en sus pegasos. Me ha encantado esa parte. Y las armas que usan también, el arco de flechas hechas con plumas de fénix, los escudos-espejo...

    Pero ahora viene lo difícil, con el ejército de elfos oscuros, me imagino que las cosas se pondrán feas, ¿no? ¡Estoy deseando que el grupo de Silvan aparezca con los dragones! jejeje

    Un gran trabajo, con una imaginación desbordante. Me lo he pasado muy bien en tu rincón :)

    ¡Hasta la próxima! Que no será dentro de mucho, jeje
    ¡Buenas noches!

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    1. Sí, llegaron los altos elfos volando en sus pegasos...

      ...que aparición tan maravillosa, ¿no?

      Gracias.

      Se pondrán más que feas, es un ejército temible, comandado por un general sanguinario. Aún les queda un poco para que lleguen, pero no mucho. Tranqui...

      Gracias. Me llenan de orgullo tus palabras. La imaginación es la cualidad que más me han destacado hasta el momento mis lectores como escritor.
      Rincón... Jeje. No sé porqué pero creo que alguien se ha leído el párrafo que describe mi blog. ;-) Gracias. Me gusta ese detalle por tu parte.

      Intuyo que la próxima podría ser mañana.. Jeje.
      Deseo que sí. Me encantan tus comentarios. Debe ser que tu también tienes algo de hada madrina. :-P
      Buenas noches. Y hasta mañana... o cuando puedas escaparte a mi Rincón de Fantasía. No sé. Estoy pensando... ¿Sería buena idea cambiarle el nombre al blog, por éste? No, creo que no. El que tiene engloba mucho más lo que es el blog.

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