AYUDA
Cuando
la muralla había sido tomada por fin, y las tropas del ejército
proscrito entraban dentro intentando imponerse a las defensas
longorianas; Máblung vio aparecer en el cielo algo nublado que
había aquella tarde una infinidad de puntos avanzando hacia
ellos.
-¡Mira
Ántrax! ¿Qué puede ser?
-No
lo sé. Pero espero que no sean más enemigos.
Conforme
éstos se acercaban,
poco a poco fueron distinguiéndose, y pudieron ver lo que eran.
-No,
creo que son amigos.
-¡Es
cierto! ¡Son los altos elfos! ¡Han decidido venir a ayudarnos!
Era
un espectáculo hermoso de ver… cinco mil pegasos volaban en el
cielo con sus jinetes, en su ayuda.
Cuando
sobrevolaron la ciudad de Longoria Vanya observó al ejército de
proscritos y vio que la gran mayoría aún permanecía fuera.
-Debo
impedir que entren más -se dijo.
Tensó
su arco Fénix, y lanzó tres de aquellas flechas con plumas de esta
fantástica ave.
Éstas, al salir disparadas comenzaron a arder, pero
no como lo harían normalmente, sino que tres grandes llamas
mágicas se extendieron sobre sus objetivos,
quemando a un gran número de soldados del enemigo.
-Quiero
que os
dividáis en tres grupos; uno se dirigirá a las puertas, otro a lo
alto de la muralla, y el último y más numeroso, me seguirá a mí.
Lucharemos contra las tropas que hay fuera de la muralla. ¡Entendido!
-¡Sí!
-respondieron.
Y
se dividieron en tres grupos…
Uno
se dirigió a las puertas y cogió desprevenido al enemigo. Lograron
acabar con la mayoría, por el momento...
Otro
disparó sus flechas sobre los proscritos que subían por las
escaleras de asedio. Éstos consiguieron que no subieran más de los que ya había a lo
alto de las murallas.
El
grupo de Vanya disparó una infinidad sobre sus
rivales,
logrando matar a un gran número. Pero, no tardaron en defenderse,
utilizando sus arcos. Unos disparaban a los altos elfos, y otros a
los pegasos… de cualquier forma, a los que alcanzaban, morían en
ese momento, o cuando caían sobre las tropas enemigas.
-¡No
podemos seguir así, o pereceremos nosotros y nuestras monturas! ¡Tenemos
que bajar y luchar en tierra firme!
Siguiendo
a su general, todos los altos elfos del grupo de Vanya aterrizaron y comenzaron a luchar con sus espadas, sobre sus monturas. El
resto de las tropas de los proscritos que montaban a caballo, fueron
a su encuentro.
Márenon,
su líder, no había contado con su llegada. Se
sabía vencedor, justo antes que ellos apareciesen. Había conseguido
sobrepasar las puertas; y se encontraba luchando dentro de Longoria.
Pero ahora, todo se había vuelto en su contra. La mayoría de
proscritos que habían conseguido entrar, habían muerto por las
flechas de los altos elfos que volaban sobre el
lugar;
y el resto, estaba pereciendo ante la superioridad, tanto de
longorianos como de elfos silvanos.
-¡Debemos
retirarnos! -gritó-. ¡Fuera tendremos más posibilidades!
Los
pocos que aún se hallaban dentro… huyeron tras su líder. Dentro,
los Reyes Mónckhar y Almare volvieron a atrancar las puertas.
Arriba,
en lo alto de la muralla, los proscritos siguieron insistiendo.
Sabían que si se hacían por lo menos con el dominio de la
muralla habrían ganado mucho a su favor. Pero, lo tenían muy
difícil. Ésta
estaba
muy bien defendida. Y además, el grupo de altos elfos desde el
cielo impedía que los enemigos
subiesen hasta arriba.
-¡Que
un grupo de longorianos defienda las puertas de un posible nuevo
ataque! ¡Ahora somos mucho más numerosos que ellos y tenemos la situación
controlada… pero, en cuanto lleguen los elfos oscuros estaremos
otra vez en desventaja! ¡Así,
que será mejor que vuestra gente, Máblung y vos, vayáis a defender
las murallas del norte, para cuando lleguen los elfos oscuros!
¡Cuando
eso suceda, intentaremos enviaros ayuda!
-¡De
acuerdo! ¡Saldremos
hacia allí, para llegar a tiempo! ¡Pero,
primero avisaré a mi general! ¡Suerte
en la batalla! -le deseó el Rey Almare, antes de marcharse.
-¡Bien,
abrid las puertas! -ordenó el Rey Mónckhar-. ¡Algunos
de nosotros ayudaremos a los altos elfos, ahí fuera!
Cuando
se abrieron, un
gran número de longorianos salieron con el rey.
Tras ellos, éstas
se
cerraron de
nuevo.
Por
otro lado, Vanya
aún mantenía su pegaso; y nadie había logrado dejarlo caer de él.
Se había abierto un hueco a su alrededor; gracias a que ningún
proscrito quería enfrentársele. Muchos
lo habían intentado… y los que no habían muerto a manos de su
espada, habían sufrido los efectos de su “escudo-espejo
élfico”,
que reflejaba cualquier cosa, incluso los ataques, que se volvían
contra quienes los lanzaban. Todos temían su escudo, así, que era
él quien iba en busca de ellos.
Los
demás altos elfos también luchaban muy bien, pero algunos
proscritos como los nórdicos, los orientales, o los mundanos,
tampoco lo hacían mal. Por eso, habían logrado acabar con muchos de
ellos.
Arriba,
en la muralla, Almare había logrado llegar hasta Máblung.
-¡Tenemos
que ir a defender la puerta del norte! ¡Aquí,
ya no nos necesitan y los elfos oscuros pronto llegarán!
-Os
dejamos solos, príncipe Ántrax. Tenemos
que estar
preparados cuando
lleguen los elfos oscuros.
-No
os preocupéis, Máblung. Podéis marchad tranquilos. Nos ocuparemos
nosotros.
-¡Vamos,
todos
los elfos silvanos, seguidme! ¡Iremos
con el Rey Almare y los demás, a las puertas del norte!
Sus
tropas no
tardaron en bajar junto a ambos,
para
dirigirse hacia el otro
lado
de la ciudad.
Márenon
no paraba de dar golpes de espada y hacha, a un lado y a otro; era
incansable. Su odio a Longoria le hacía estar concentrado, en todo
momento. Sus hombres, al verlo, seguían luchando junto a su líder,
a sabiendas que se encontraban en desventaja numérica.
Todos
los longorianos que habían salido tras el Rey Mónckhar comprobaron
la matanza que se estaba librando fuera. Había muertos y heridos de
ambos bandos, por todos lados; y lo mismo sucedía con algunos
caballos y pegasos. Era un espectáculo desagradable… por eso,
decidieron que tenían que acabar pronto con aquello. De modo, que
salieron corriendo tras su rey, y sin pensárselo dos veces, se
enfrentaron a los proscritos.
Mónckhar,
aunque tenía ya cuarenta y nueve años, se encontraba en plena
forma y luchaba como cualquier joven caballero… o, incluso mejor;
ya que tenía mucha más experiencia.
Vanya,
en un momento de respiro, se elevó de nuevo con su pegaso, y se
dirigió a hablar con los dos grupos que habían luchado, desde el
cielo.
-¡Dejad
las puertas y la muralla, y venid conmigo! ¡La
batalla ya sólo se libra fuera, en tierra firme!
Los
dos grupos lo siguieron y aterrizaron en el suelo.
Ántrax,
tras matar a un nuevo proscrito, miró
a su alrededor
y vio que ya no tenía con quien luchar allí arriba.
-¡Bien,
aquí ya no servimos para nada! ¡Bajemos
nosotros también, donde se libra la batalla!
A
su orden, todos se dirigieron abajo a ayudar. Allí, se encontraban
luchando: proscritos, longorianos y altos elfos.
Almare
y Máblung recorrían las calles principales de Longoria, a paso
ligero; y junto a ellos, todos los elfos silvanos que aún quedaban
vivos. Estaban alcanzando el centro de la ciudad, donde se encontraba
el palacio real. Como
éste estaba rodeado por una calle con forma circular, el rey sivano le dijo
a su general:
-¡Dividámonos
Máblung!¡Que
cada uno de nosotros rodee el palacio en una dirección, con la mitad
de las tropas!
-¡De
acuerdo! ¡Yo
tomaré la dirección de la derecha!
-¡Bien,
y nosotros la de la izquierda!
Las
tropas de los elfos silvanos se dividieron siguiéndolos.
Cuando consiguieron rodear todo el palacio, se volvieron a unir.
Frente a sí, tenían la calle que llevaba a las puertas del norte.
Márenon
había visto como tanto el Rey Mónckhar con un grueso de sus tropas
como los dos grupos de altos elfos que luchaban en el aire y el
príncipe Ántrax con casi el resto de tropas longorianas se habían
unido al alto elfo Vanya, para luchar contra él y su ejército de
proscritos.
Ahora,
sabía que estaba perdido.
Pero,
no del todo. También, se había dado cuenta que los elfos silvanos
se habían retirado, probablemente, a defender las puertas del norte.
Eso quería decir, que los elfos oscuros no tardarían en llegar, y que no bastaría con los primeros para pararlos. Así, que
muchos de los que ahora luchaban contra él, tendrían que marcharse
a defender las puertas del norte, junto a los elfos silvanos; y que incluso eso, no les bastaría.
Por
ello, aún tenía esperanzas de vencer, porque pronto las fuerzas
quedarían equilibradas.
-¡Vamos
longorianos, están a nuestra merced! ¡Aprovechémoslo y acabemos
con ellos! -intentó animarlos Mónckhar; y acto seguido, con un
grito de furia, se lanzó a combatir a un proscrito tras otro…
…éstos,
iban cayendo a sus pies, sin vida.
Los
altos elfos superaban en un gran número a
sus enemigos,
que cada vez eran menos.
Vanya
los lideraba con suma inteligencia. Hizo que los dos grupos que
bajaron del cielo rodeasen en un círculo a los enemigos que
quedaban. Allí, se juntaron luchando
proscritos, el resto de altos elfos, incluido Vanya, los longorianos,
su Rey Mónckhar, y su príncipe Ántrax. Este último hacía poco
que había bajado a tierra firme… pero, ya había conseguido acabar
con muchos rivales. Para ser su primera batalla, se estaba
defendiendo muy bien. Su padre, vio desde lejos, el arrojo con que
luchaba por defender su patria, y se sintió orgulloso de él.
A
partir de ese momento, no se preocuparía por morir en aquella
batalla, porque Longoria quedaría en muy buenas manos.
Pero,
no tenía intención alguna de
hacerlo;
al contrario, desde aquel instante siguió luchando con un ánimo
reforzado.
Almare,
Máblung y todos los elfos silvanos al fin consiguieron llegar a las
puertas del norte. El
general
lo dirigió todo para que sus soldados se situasen tanto en la
muralla como tras las puertas. Pero, en esta ocasión, él y la
mayoría salieron fuera a esperar al ejército de los elfos oscuros.
El Rey Almare en cambio, se quedó arriba en la muralla para dirigir
a los que allí había. Poco después que todas las defensas
estuviesen preparadas, llegaron los dos rastreadores que enviaron al
bosque iluminado. Uno de ellos, llegaba herido; el otro, moribundo.
El
primero dijo, casi sin aliento:
-Ya
vienen. Nos tendieron una emboscada… igual
que nosotros, también enviaron
rastreadores para ver si los estábamos esperando (hizo
una pausa para coger un poco de aire)...
…Tuvimos
que huir, sin ver el ejército, para salvar nuestras vidas.
Cuando
terminó de decir esto, hizo aparición una delgada línea negra en
el horizonte…
Wow! ¡Llegaron los elfos silvanos y sus pegasos! ¡Genial! Gran batalla, buen giro a favor de los longorianos, aunque todavía no ha terminado todo. Esa delgada línea negra se siente muy peligrosa. Creo que lo bueno va a comenzar recién ahora, Je, je, je. ¡Saludos!
ResponderEliminarLos de los pegasos son los altos elfos.
EliminarLlevas toda la razón. Lo mejor de la batalla está por venir.
Saludos.
Y, por fin, llegó la ayuda. Los Altos elfos han hecho una aparición estelar en sus pegasos. Me ha encantado esa parte. Y las armas que usan también, el arco de flechas hechas con plumas de fénix, los escudos-espejo...
ResponderEliminarPero ahora viene lo difícil, con el ejército de elfos oscuros, me imagino que las cosas se pondrán feas, ¿no? ¡Estoy deseando que el grupo de Silvan aparezca con los dragones! jejeje
Un gran trabajo, con una imaginación desbordante. Me lo he pasado muy bien en tu rincón :)
¡Hasta la próxima! Que no será dentro de mucho, jeje
¡Buenas noches!
Sí, llegaron los altos elfos volando en sus pegasos...
Eliminar...que aparición tan maravillosa, ¿no?
Gracias.
Se pondrán más que feas, es un ejército temible, comandado por un general sanguinario. Aún les queda un poco para que lleguen, pero no mucho. Tranqui...
Gracias. Me llenan de orgullo tus palabras. La imaginación es la cualidad que más me han destacado hasta el momento mis lectores como escritor.
Rincón... Jeje. No sé porqué pero creo que alguien se ha leído el párrafo que describe mi blog. ;-) Gracias. Me gusta ese detalle por tu parte.
Intuyo que la próxima podría ser mañana.. Jeje.
Deseo que sí. Me encantan tus comentarios. Debe ser que tu también tienes algo de hada madrina. :-P
Buenas noches. Y hasta mañana... o cuando puedas escaparte a mi Rincón de Fantasía. No sé. Estoy pensando... ¿Sería buena idea cambiarle el nombre al blog, por éste? No, creo que no. El que tiene engloba mucho más lo que es el blog.