Kevin se encontraba en
La Gran Biblioteca de Longoria. Le dijeron que fuese allí antes de iniciar su
viaje. Que necesitaba conocer antes aquello que se iba encontrar. Allí
encontraría las respuestas a muchas preguntas:
¿Qué fue La Orden de
los Caballeros de Dragón? ¿Qué armas utilizaban y porqué eran tan importantes?
¿Qué era el cementerio de dragones y dónde se encontraba? ¿Porqué existía un
mausoleo de aquellos caballeros en aquel sitio?, y sobretodo… ¿Quién era
Ilrahtala?
La biblioteca se
encontraba en la zona de la nobleza, muy cerca de La Gran Universidad de la
Hechicería, junto a otras bibliotecas menores. Como los edificios de aquella
zona, estaba hecha de mármol. Para poder entrar en ella, debías pertenecer a la
nobleza o tener la autorización de algún noble. Kevin acudió con el
bibliotecario real.
De familia noble,
trabajaba en la biblioteca de palacio… y mandado por el rey, acompañó a Kevin a
La Gran Biblioteca de Longoria.
Como pudo
comprobar, la fama de la biblioteca estaba bien merecida. En su interior se
hallaba la mayor colección de libros del mundo de Shakával.
Estaba
compuesta de muchas plantas, y cada una de ellas estaba dedicada a un tema
diferente. Kevin deseó que su amiga Susan hubiera estado allí con él. Recordaba
su pasión por los libros, cuando vivían en La Tierra. Seguro que hubiese disfrutado
en aquel lugar.
Enseguida, pudo
comprobar que la gran mayoría de los presentes llevaba túnicas de magos o ropas
de iniciados. Los demás, pertenecían a familias nobles. Solo pudo ver,
acompañados como él, de algún noble, a varios jóvenes, al parecer
pertenecientes a la zona pobre de la ciudad.
Kevin siguió al bibliotecario real hasta la
planta dedicada a la historia. Una vez allí, su acompañante se acercó hasta el encargado de aquella sección, y le pidió que le trajese tres
libros. Instantes después, ya los tenía.
-Toma chico. Ve a buscarme a la planta baja
cuando hayas acabado… Estaré conversando con unos colegas -le dijo el
bibliotecario real.
Kevin miró enseguida la
cubierta de aquellos libros, y leyó: “Grandes caballeros de la historia”,
“Máquinas, armas y otros instrumentos de guerra” y “Todo sobre dragones”.
Los tres libros eran
grandes tochos. Seguro que sería un trabajo largo y cansado, que le llevaría
varias horas. De modo, que comenzó de inmediato.
Tras hojear varias páginas del primero de los libros, encontró
cosas referentes a los primeros caballeros de los que se tenía datos, todos
ellos pertenecían a La Tercera Edad o Era de los Hombres. El libro hacía una
breve referencia a las primeras edades conocidas como La Primera Edad o Era de
los dragones y La segunda Edad o Era de las Razas. Para fastidio de Kevin, no
hacía ningún comentario a la orden. Siguió leyendo páginas y páginas hasta que
encontró La Cuarta Edad o Era de los Caballeros de Dragón. Detuvo su mano al
instante, y cuando encontró algo sobre la orden, comenzó a leer:
“A mediados de La Cuarta Edad, se formó La Orden de los Caballeros de
Dragón, que más tarde dio nombre a ésta. Se formó con la intención de defender
los distintos reinos del Oeste: Nordia, Lándorf, Búrds, Váyonned, Longoria,
Mirania, Lipos y Gáizar… de los túnicas negras, que dominaban los reinos del
este. Su creación sólo fue posible, gracias a Ilrahtala, el más poderoso de los
dragones.
Existía un jinete y un dragón de cada color, por cada reino. Y,
todo fue bien durante un tiempo… pero no todas las razas de dragón son benévolas. La roja y la negra tienden a ser infieles y traicioneros. Algo que
supuso la decadencia de la orden, y la posterior muerte de los caballeros de
dragón.
Tanto Ilrahtala como los distintos reinos, se negaron a volver a
formar la orden; pues el poderoso dragón creyó que la culpa fue de los jinetes,
y los reinos, que la culpa fue de los dragones”.
Kevin siguió avanzando
páginas, pero no encontró nada más sobre la orden. Sólo supo que la edad en la
que ahora se encontraban, La Quinta Edad, era conocida como La Era de Ízmer.
El chico decidió comenzar con el segundo libro…
Pronto le pareció aburrido. Sólo se hablaba de armas de guerra.
Pasó rápidamente las
hojas hasta encontrar lo que buscaba… las armas de los caballeros de dragón.
Se quedó alucinado
cuando supo que eran armas mágicas, creadas gracias a
la magia de los túnicas blancas, y la de los propios dragones. Supo también que
su poder estaba unido al de los dragones, y que la magia de ellas no se podía
renovar sin el dragón de su jinete.
Ahora comprendió porqué
le habían asignado aquella misión, y lo importantes que aquellas armas eran.
Por último, terminó leyendo el tercer libro.
Tras acabarlo, sabía
que todos los dragones podían hablar, que tenían en cierto modo el mismo
aspecto, que eran inteligentes, y que eran criaturas llenas de magia.
Existían ocho razas de
dragón: la verde, la azul, la roja, la blanca, la negra, la de bronce, la
plateada y la dorada.
Entre ellas se
diferenciaban ademas de en su color, en su tamaño -el más pequeño el verde, y
el más grande el dorado-, en su inteligencia -sucedía lo mismo que con su
tamaño-, en su poder -idem de lo mismo-, en su fidelidad -los rojos y negros
tendían a ser traicioneros-, y en si arrojaban fuego o hielo -los blancos eran
los únicos que arrojaban hielo-. Se enteró también que Ilrahtala fue el primer
dragón de la creación, que tenía ocho cabezas, una de cada color, y que era el
más poderoso.
Pudo leer algo que ya
sabía; que todos los dragones estaban conectados con la magia de las
Dragonstones y la Piedra Multicolor.
Y supo que el
cementerio de dragones se encontraba al norte del Paso de Hielo, entre la gran
cordillera central y el bosque de draconia. Y que era el lugar al que los
dragones viejos se retiraban a morir. Leyó algo sobre que allí se encontraba el
mausoleo de La Orden de los Caballeros de Dragón, pero no ponía nada sobre que
era y porqué se encontraba allí.
Una vez le entregó los
libros al bibliotecario de aquella planta, bajo a la planta baja donde se encontraba el bibliotecario real.
-¿Has encontrado la información que buscabas?
-le preguntó éste.
-La mayor parte de ella sí. Creo que con ello
bastará.
-Bueno amigos, debo dejaros.
Junto al bibliotecario real dejó la biblioteca y regresó a palacio.
Al día siguiente, él y su dragón Yúnik estaban preparados
para iniciar su viaje.
Su dragón había cambiado mucho en aquellos
dos años. Ya no era el joven dragoncito de antes, había crecido mucho; aunque
todavía no había alcanzado el tamaño adulto. A pesar de ello, ya podía lanzar
pequeñas llamaradas de fuego, que no servían para acabar con un ejército; pero
sí con dos o tres individuos de una sola llamarada.
Ahora que conocía a los
dragones mejor, Kevin se sentía más unido a su dragón, podía sentirlo mientras
sobrevolaba los campos del reino de Longoria, que estaban dejando atrás.
Pensó que pertenecía a la raza más débil, pero a él le daba igual… mientras estuvieran
juntos, ambos serían fuertes.
Yúnik, momentos más tarde, al ver lo
callado que estaba Kevin, le preguntó:
-¿Qué te ocurre? Acabamos de dejar atrás el
bosque iluminado y el río cristalino, y prácticamente no has hablado desde que
salimos de Longoria.
-Perdona Yúnik. Pienso en Érik y Susan. No sé
qué ocurrirá en ese cementerio. No sé si podré volver a verlos.
-No lo pienses. Sucederá lo que deba suceder.
De todos modos, no soy el mejor consejero. Nosotros los dragones tenemos
sentimientos diferentes a los vuestros, los humanos. Sin embargo, creo que te
preocupa más no volver a ver a la chica, que a su hermano. ¿No es cierto…?
-dijo el dragón sonriendo.
-¡Pero qué dices! Creo que era mejor
cuando estaba callado - manifestó el chico, algo molesto.
Aunque Kevin no lo
sabía, principalmente porque no lo admitía; Yúnik estaba en lo cierto. Sus
sentimientos hacia Susan eran más intensos. Estaban cambiando. Ya no eran los
mismos que antes. Sentía hacia ella algo más que amistad. Y cada vez, que se
separaban, como cualquier joven en la flor de la vida que siente algo así, la
echaba de menos.
Siguieron su viaje…
A lo lejos se
vislumbraba la gran cordillera central que separaba el oeste del este del
continente. El Paso de Hielo atravesaba aquella larga cordillera justo por el
centro. Kevin ya lo había cruzado una vez, y los recuerdos no eran muy buenos.
Ahora la situación era muy diferente.
Sus inmensos y blancos
picos se vislumbraban desde muy lejos. Y en este momento, los tenían enfrente.
El cementerio de
dragones se encontraba algo más al norte. Con que Yúnik giró y cambió levemente
su rumbo. Les vendría bien, porque evitarían el terrible frío de los grandes
picos nevados, que seguro les retrasarían.
Kevin pudo ver por
primera vez allí abajo, los inmensos muros de la fortaleza enana. Rodeada de
montañas, Zenoria aunque como Nordia estaba construida bajo tierra; a diferencia
de ésta, que sólo tenía sus grandes puertas en el exterior… tenía una gran
fortaleza de enormes muros pardos como las rocas de aquellas montañas, para
defenderse desde el exterior de posibles ataques. El estilo se parecía, en
cierto modo, al Sumerio y al Anatolio antiguo que Kevin había estudiado en La
Tierra.
Pudieron ver los enanos
que la defendían, pero éstos nos los atacaron…
…estaban acostumbrados
a que los dragones sobrevolaran sus muros; tanto el habitat como el cementerio
de los lagartos alados, no se hallaba lejos de allí.
Llegó a lomos de su unicornio negro.
Éric encontró La
Academia de los Caballeros Longorianos justo donde Silvan le dijo, a medio
camino entre los reinos de Longoria y Mirania.
Era una
gran construcción rectangular, con un ligero aire medieval, aunque su estilo era
mucho más innovador… parecido al de los edificios de la nobleza
longoriana, -muy diferentes del estilo medieval; más parecido a estilos como el
Bizantino, el Mogul tardío, el Otomano o el Safavid-, pero hecho de grandes
bloques de tierra arcillosa, en lugar de piedra, mármol o cuarzo; y a
diferencia del palacio, si tenía esquinas.
Éric pensó que la
academia debía ser más antigua que los edificios de la ciudad. Seguramente,
debieron construir la ciudad mucho después que la academia. Comenzando con un
pequeño asentamiento, que más tarde dio lugar a ella.
Éric se acercó hasta la
entrada. Dos guardias armados con lanzas y floretes, le salieron al paso.
Arriba, en dos torres situadas a ambos lados de la entrada, había otros dos
guardias armados con sendos arcos y otros dos floretes.
-Quiero pertenecer al Cuerpo de Caballeros
Longorianos. ¿Qué he de hacer, para ello? -les preguntó Éric.
Los dos guardias se
miraron el uno al otro. Los dos pensaron lo mismo, aquel chico debía ser el
joven de la profecía que montaba el unicornio negro.
-Lo primero, conseguir una entrevista con
Jéstad. Algo bastante difícil. Pero, tratándose de ti… quien sabe, quizá te la
conceda.
-¿Quién es Jéstad?
-Él manda en todo lo que ocurre aquí, en la
academia. Es el Superior.
Uno de los guardias fue
enseguida a dar el aviso. No tardó en volver.
-Tienes suerte. Le conté quien eras, y el
Superior me dijo que te dejásemos pasar. Tiene curiosidad, quiere conocerte.
Momentos después, Éric se encontraba en la sala de audiencias. El
Superior no se hizo esperar.
-Es un honor, que
alguien como tú quiera ingresar en el cuerpo. Estoy al corriente de la ayuda
que has prestado al reino. Por ello, me sentiría orgulloso de que pertenecieses
al Cuerpo de Caballeros Longorianos.
-Os lo agradezco, Superior. A eso he venido, quiero convertirme en uno de vosotros.
-Has de saber que la vida en la academia es
dura; y que no tendrás privilegios por ser quien eres. ¿Sigues queriendo formar
parte de ella?
-Sí, señor.
-Aún puedes cambiar de idea.
-No lo haré. Deseo formar parte del cuerpo.
-Entonces… has entrado en la academia, chico.
Poco después, Éric recorría cada uno de sus rincones. Le
enseñaron donde aprendería a combatir, las habitaciones, el comedor, donde
aprendería la teórica y la estrategia. Luego le entregaron su nueva ropa de
principiante, y la que sería su nueva cama; y le informaron sobre el horario
que a partir de mañana debía cumplir. Al anochecer, comió por primera vez junto
a sus nuevos compañeros, y se acostó a la hora indicada.
A la mañana siguiente, se presentó junto a los demás
principiantes en la arena donde entrenaría por primera vez.
Cuando el instructor
apareció ante ellos, a Éric le dio un vuelco el corazón. Se trataba del hombre
por el que se había inscrito en la academia. Aquel que venció a todo un
minotauro.
Su primer entrenamiento
fue con el florete, arma principal de los caballeros longorianos. Su manejo era
muy distinto del de una espada, así, que necesitaría mucho tiempo para
acostumbrarse al cambio.
En las sucesivas
clases, entrenó con muchas otras armas. Como era el nuevo, el resto de
principiantes habían alcanzado un nivel que a él le resultaba difícil conseguir.
Tras una de las clases,
Éric pudo hablar con Járeth. Le contó que vio su pelea con el minotauro, y, que
desde entonces, quiso pelear como él, y, que cuando supo lo de la academia, se
propuso pertenecer al Cuerpo de Caballeros Longorianos.
El instructor se
sorprendió un poco, por todo, y le dijo que tendría que mejorar mucho con
todas las armas. Sólo cuando considerase que estuviese preparado le haría una
prueba. Si la superaba, pasaría del entrenamiento de principiante al de
caballero.
Susan había iniciado junto a Erwlyn su noviciado como dama de
compañía de la reina.
Todo fue nuevo para
ella al principio. Pero con el paso de los días, fue acostumbrándose. Erwlyn la
ayudó en todo lo que pudo, y ambas se hicieron muy buenas amigas.
La reina, que era muy
observadora, le dijo un día a Susan que tenía aptitudes como däisien -lo que en
la Tierra se conoce como relaciones públicas-.
A ella le sorprendió.
Nunca se le hubiese ocurrido. De todos modos, aceptó el cumplido. Pero la reina
fue aún más lejos… le propuso presentarse a las clases para convertirse en
däisien. Le dijo además, que si algún día lo conseguía, podría realizar ambas
funciones sin problema.
Susan no le dio una
respuesta inmediata. Sólo le dijo que pensaría con tiempo su decisión.
La reina la comprendió,
y le dijo que esperaría esa respuesta, el tiempo que ella necesitase.
Ahora Kevin tiene una idea de lo que busca, pero hay que ver si tiene una real dimensión de a lo que se enfrentará... y parece que le picó el bicho del amor, je, je, je, je.
ResponderEliminarMe gustó el diseño de La Academia de los Caballeros Longorianos. Menos mal que Éric entró fácil a la academia, aunque llegar a ser Caballero Longoriano es harina de otro costal. Ya veremos si lo consigue porque no es fácil pertenecer a un "grupo de élite".
Y Susan sigue como dama de compañía de la reina y parece que puede llegar a aspirar a ser algo más. Aunque estoy seguro que eso la abruma un poquito.
Excelente capítulo. ¡Saludos!
Hola Nahuel.
EliminarExacto, sabe a lo que se enfrenta, pero no lo conoce. Veremos como lidia ese nuevo reto y peligro.
Sí, le está cogiendo mucho cariño a Susan. Incluso más del que cree.
Como dices le resultó fácil entrar en la academia debido a ser quien es. Veremos que tal se maneja en ella.
Susan últimamente se está viendo sorprendida por las propuestas de la Reina, una mujer muy sabia, que ve en ella muchos más valores de los que ven los demás. Ante ello, deberá tomar una decisión. Pero ya no es una niña, se está convirtiendo en una mujer, y tiene que actuar como tal.
Gracias.
Un abrazo.
¡Hola José! me encanta siempre que me paso por tu blog :) ¡Es cambiar totalmente de mundo! De nuevo me disculpo porque la falta de tiempo me hace muy difícil estar al día con todas tus fabulosas publicaciones :(, no veas lo mal que me sabe, a ver si me puedo poner al día totalmente con las historias porque están muuuuuyyyy interesantes y hacen soñar verdaderamente :)
ResponderEliminarUn abrazo y que pases buen finde
Hola Dani.
EliminarNo sabes la alegría que me ha dado leer tus palabras. Hasta me he emocionado un poco y todo. Jeje.
Es exactamente eso lo que busco cuando escribo, tranportarme a otros mundos llenos de fantasía, que me hagan soñar aventuras increíbles.
Te comprendo, yo también dispongo de muy poco tiempo entre el trabajo, la familia, el blog, mis escritos, mis lecturas, ver películas y series, para pasarme por otros blogs. Pero te prometo, que aunque más tarde que pronto, pasaré a leer tus entradas.
Gracias por tus palabras. Me ha encantado tu comentario, y me ha llegado hondo.
Un abrazo compañero. Y gracias, igualmente.
Däisien... me gusta mucho como suena eso. A lo mejor es que suena a Daeneris (no he visto ni leido Juego de Tronos, pero el nombre mola). De todos modos lo de relaciones públicas está genial.
ResponderEliminarLa vida de Éric va a ser fantástica, lo sé *-*
Vamos listos si no nos podemos fiar de los dragones rojos...
Me he dado cuenta de que me quedan muchos capitulos que leer... pero estoy en la recta final del curso y ando muy pillada de tiempo, me pondré al día poco a poco :)
Saludos.
A mi también me gusta mucho. Sobre Juego de Tronos he visto la serie pero no he leído los libros, aunque sé que éstos se conocen como Canción de Hielo y Fuego. Juego de Tronos es el primero de los libros.
EliminarSí, a Éric le va a cambiar la vida.
De los negros tampoco...
Despacito, pero sin pausa.
Tranquila. Lo primero es lo primero. Las obligaciones siempre están antes que los hobbies.
Saludos.
¡Hoooolaaaa!
ResponderEliminarPues volvemos a tener noticias de los tres. La biblioteca que va a visitar Kevin debe ser una maravilla, tanto libro antiguo... Me ha gustado la antigua Orden de los caballeros de dragón. Y ahora entiendo porqué son tan importantes las armas que quieren recuperar. Deben ser muy útiles.
En cuanto a Eric (mi favorito :P) ¡Qué bien! ¡Le han aceptado en los Caballeros Longorianos! Seguro que será un gran caballero y su instructor se sentirá orgulloso de él. Me ha recordado en cierto modo a los mosqueteros, jeje No sé por qué.
Y Susan, ¿relaciones públicas? (Bueno, era otro nombre, pero no recuerdo cuál...) Mmm... Parece interesante, más que ser únicamente dama de compañía, ¿no?
Bueno, pues me voy al siguiente, a ver si me pongo un poquito más al día ^^ ¡Hasta ahora!
A mi también me gustaría estar en una biblioteca así. Sería una pasada. La parte de la Orden es lo que más me gusta de este capítulo.
EliminarJeje. Parece que Éric es el que más puntos está llevándose entre los lectores.
Pues sí, utilizan el mismo tipo de arma.
El nuevo puesto de Susan seguro le llevará a una vida menos aburrida, y con mas responsabilidades.
Hasta ahora.