viernes, 6 de marzo de 2015

Capítulo 39 de Dragonstones 1







LA DECISIÓN


  En Silvanya en aquellos días sucedía una desgracia. El rey de los elfos silvanos había caído enfermo. Llevaba más de una semana en cama en convalecencia, pero en lugar de mejorar, su estado había empeorado.
A sus doscientos ochenta y un años, aún no era un anciano, pero aquella enfermedad le había obligado a guardar reposo… algo que no había logrado del todo, ni incluso una herida de guerra.
Habían acudido a él, sin resultado alguno, los elfos más entendidos en medicina. También habían venido a verlo druidas, clérigos, curanderos y todo tipo de sanadores pero, no sirvió de nada. Ni la magia de los cuernos de unicornio, ni las plumas y lágrimas del ave fénix, pudieron recuperarlo.
La princesa Mialee, su hija, casi no se separaba de él. Se encontraba débil, debido a su entrega, y extremadamente compungida. Isilión intentaba consolarla y ayudarla en lo que podía.
Su única alegría era su hijo Joel, un precioso niño elfo, rubio y de ojos marrones, de dos años de edad -comparables a seis meses en un niño humano-; con él, intentaba evadirse. Pero sólo lo lograba durante unos instantes. Isilion pensaba que esos momentos para ella eran media vida.
Un día el Rey Almare le dijo:
 -Hija mía he tomado una decisión.
 -¿Cuál, padre?
 -Esta enfermedad incurable me hace estar cada vez más débil. Siento que la vida que me ha sido otorgada está próxima a su fin. De modo, que he decidido pasar mis últimos días en Valyon. En esa isla están nuestras raíces. Hace mucho tiempo, nuestros antepasados emigraron de allí para venir aquí, donde nos asentamos, debido a un cambio climático que dejó la isla casi sin recursos. Sin embargo, no todos la abandonaron; muchos prefirieron quedarse, y tras muchos años lograron recuperarla.
Hija, por favor, deja que pase los días que me quedan con nuestros primos. Ah, una cosa más… Siempre he deseado que mis restos fueran enterrados en esa isla, juntos a los de tu madre, que en paz descanse.
 -Padre, no puedo negarme a lo que me pides. Pero si vamos a Valyon, el viaje quizás te empeore. Puede que no llegues nunca a esa isla.
 -Por lo menos, debo intentarlo, hija mía. Comprendeme...
 -Esta bien, lo hablaré con Isilion y el pueblo. Entre todos decidiremos. Pero no te prometo nada.
 -Gracias hija. Si tu madre viviese, estaría orgullosa de ti.

Mialee no perdió el tiempo y le contó a Isilón la propuesta de su padre. Rápidamente convocaron al pueblo y llegaron a un acuerdo. Apoyarían la decisión de su rey; pero éste viajaría con una poción en la que el ingrediente básico era la sangre de unicornio, que alargaba brevemente la vida, aliviaba las dolencias y proporcionaba energías. La poción estaba condimentada con zumos de frutas del bosque, algunas medicinales y otras para mejorar el sabor. Con todo, solo debía tomar unas gotas por día, así que no apreciaría mucho el sabor.

Cuando el rey recibió la noticia. Se puso muy contento por el apoyo de su familia y su pueblo.




El Rey Mónckhar, preocupado por la situación, estudiaba junto a su hijo Ántrax, qué podían hacer ante la ventaja que ahora tenía el enemigo.
Ya había ordenado a Silvan reclutar nuevos soldados, Eléndil iría a ver a Bermelión, el líder de los túnicas grises; y había encomendado a Kevin y su dragón ir al cementerio de dragones en busca de las armas legendarias de los antiguos Caballeros de Dragón… no se le ocurría que más podía hacer.
 -Sí padre. Ya sé que es una idea descabellada pero, la única forma de averiguar realmente la gravedad de la situación es enviar a alguien a los reinos del este, para averiguar cuales están bajo el dominio de esas criaturas. Además, quizás encontremos aliados en alguno de esos reinos -le aconsejó el príncipe Ántrax.
 -Aún no conocemos a esas criaturas. Sólo sabemos que se les conoce como draconianos, que tienen alas, y que son fruto de la magia negra y de los huevos arrebatados a los dragones. No sabemos lo peligrosos que pueden llegar a ser. Sin embargo, estoy de acuerdo contigo. Debemos enviar a alguien. Propongo que sean Tristan y Gúnnar.
 -Es una excelente idea, padre.

Cuando el Rey Mónckhar informó a Tristan y Gúnnar sobre su misión, el kender Jim en cuanto se enteró, no lo dudó un instante… el enano se había convertido en su mejor amigo, e iría con él a aquella misión.
Gúnnar aceptó llevarlo con él ante el rey pero no le prometió nada, pues sólo su majestad decidiría sobre ello.

El kender convenció al rey al instante. Sus habilidades serían muy útiles en el ambiente en el que se moverían -dijo éste.
De modo, que Jim acompañaría a Tristan y Gúnnar en su misión en los reinos del este.




Ilene y Láslandriel habían estado dos años fuera de Nubian, la ciudad de las nubes. Ahora llevaban otros dos en ella.
Era la única ciudad en todo el reino angélico, situado en la isla de Césglan.
Todos los ángeles que existían vivían en aquella isla; unos a pie de tierra, en distintos pueblos -los de clase baja en el bosque, los de clase media en las montañas-, y los de clase alta en Nubian.
La ciudad había sido creada en tiempos inmemoriables por los ángeles más poderosos de aquella época. Uno de ellos aún vivía. Era el ángel más viejo que existía, con ochocientos noventa años, casi un milenio. Se llamaba Adonaiel, y además de ser el rey de todos los ángeles, era el abuelo de Láslandriel.
De modo, que Láslandriel siempre había pertenecido a la clase alta angélica. Ilene, en cambio, provenía de la clase media, los ángeles guerreros que vivían en las montañas. Allí había vivido la mayor parte de su vida hasta que llegó el día que el ángel se enamoró de ella, entonces pasó a formar parte de la clase alta, y se fue a vivir a Nubian.
La ciudad gracias a la poderosa magia que invirtieron sus creadores, se sostenía en el aire sobre un interminable manto de nubes blancas.
Todo en ella era hermoso e inmaculado. De líneas suaves, sus blancos edificios de mármol se alzaban, sin fin, como las vidas de sus habitantes, hacia el cielo azul traslúcido.
Además de mármol, gran parte de ellos eran de cristal. Tenían enormes y numerosos ventanales, que junto al mármol blanco eran un espectáculo para la vista.
Algunos edificios, la minoría, estaban hechos totalmente o en gran parte de un grueso cristal. Incluso sus columnas, abundantes sobretodo en mármol blanco, en toda la ciudad.
Gracias a la magia, también tenían bellas fuentes de agua, y hermosos jardines.


Los dos ángeles habían disfrutado de aquellos dos años de nuevo en la isla, alejados de los problemas que afectaban a los humanos. Pero sabían que aquello era transitorio. Sabían que algún día los volverían a necesitar… y aquel día llegó.
Élandriel, un ángel mensajero que acostumbraba a visitar Longoria de vez en cuando, era el contacto entre el mundo de los ángeles y el de los humanos.
A través de él, Adonaiel supo que en ésta se necesitaba de la ayuda de los ángeles.
Melitene, la nuera del rey  y madre de Láslandriel se opuso a que enviaran de nuevo a su hijo, pues su marido murió muchos años antes en una misión con los humanos.
Pero el Rey Adonaiel sabía que este momento llegaría, y había tomado la decisión hacía mucho tiempo.
De modo, que Láslandriel e Ilene volvieron días después al principal reino humano, Longoria.
Allí, les esperaba el rey de los humanos, Mónckhar.
 -Bienvenidos. Mandé un mensaje a vuestro rey a través de vuestro mensajero. Pero, veo que no ha aceptado del todo mi petición.
 -No sé a qué se refiere. Pero nos informaron que los humanos necesitaban nuestra ayuda.
Fuimos de nuevo elegidos… y por eso estamos aquí -declaró Láslandriel.
 -Veo que no estás al tanto de todo…
 … Le pedí a tu rey que nos ayudaran, sí; pero no de este modo.
Nuestros nuevos enemigos pueden volar como vosotros, y son muy numerosos.
Esta vez no podemos recurrir a la ayuda de los dragones con las dragonstones, porqué se encuentra en sus dominios… tampoco podemos pedir ayuda a los altos elfos y sus pegasos, porque quedaron muy diezmados tras las dos últimas batallas… así, que pensé que aunque era una atrevimiento por mi parte, pedir la ayuda de los ángeles… lo hice, porque no nos quedaba otra. Pero sólo os han enviado a vosotros, aunque he de decir que es un consuelo -le informó, el Rey Monckhar.
 -No sabía nada. Pero sé como piensan los míos. Sobretodo mi abuelo, mi rey. Nunca enviaría sus tropas a no ser que se tratara de un conflicto que sobrepasara con mucho a este. Que afectara incluso a los ángeles.
 -Por suerte, os han enviado a ustedes. Y como suponía que sucedería algo así, tenía un segundo plan pensado.
Como sabéis nuestros amigos los avens, conocidos también como hombres-pájaro también pueden volar, y son buenos guerreros. Por desgracia para nosotros, no son tan numerosos; y ni por el asomo, tan poderosos como vosotros. Pero estoy seguro, que sí se lo pedimos, ellos sí nos ofrecerán su ayuda. Vuestra misión será ir a Aven, y pedirsela. Si aceptan, dirigíos con ellos inmediatamente a Draconia, allí atacaremos a los draconianos, en su territorio. Para entonces, espero que nuestras tropas ya estén allí. Si no es así, intentad resistir. No tardaremos en llegar.
 -Aunque sólo seamos dos, no os defraudaremos -dijo Láslandriel.
 -Dejaremos el honor de los nuestros a la altura -dijo Ilene.
 -Estoy seguro de ello. En misiones anteriores habéis sido muy valiosos. Y por ello, os estoy agradecido -terminó diciendo el Rey Mónckhar.


La pareja de ángeles se retiraron. 

6 comentarios:

  1. El Almare cae preso de una enfermedad que amenaza con su vida y se dirige hacia Valyon donde será enterrado junto a su esposa. Tristan, Gúnnar y Jim tienen una misión bastante difícil... tendrán una gran odisea, eso espero. Je, je, je, je.

    Es muy bella la ciudad de Nubian. Cómo no lo sería si es el hogar de los ángeles, je, je, je. Ojalá que los ángeles se unan al combate. Ahora que lo pienso, con todas las pérdidas que tuvieron antes, si entablan combate una vez más... ¡se van a quedar sin fuerzas todo el mundo! Y para peor el enemigo tienen a unas criaturas extremadamente peligrosas... Ya quiero ver a esos draconianos combatir. Je, je, je, je, je, je. Muy buen capítulo. ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Almare el pobre necesita poder morir en su tierra.
      Tristan, Gúnnar y Jim tienen una misión bastante complicada. Veremos como les va.
      Sí, Nubian es preciosa, mucho más que en la imagen que he elegido.
      En esta batalla no se unirán. Quizás más adelante.
      Que razón llevas, por eso buscan nuevos aliados.
      Sí. Los draconianos son muy peligrosos.
      Gracias.
      ¡Abrazos!

      Eliminar
  2. No sabía que Láslandriel e Ilene eran pareja... que tiernos, que bonito ^^
    Y me ha encantado la ciudad de los ángeles :) Aunque eso de que esté dividido por clases... aunque seguramente sea en parte porque estoy viendo una miniserie de Titanic.
    Saludos :)

    ResponderEliminar
  3. No lo sabías. Pero como no te diste cuenta. No sé si lo mencioné alguna vez, pero creo que sí.
    Nubian es una maravilla digna de ver.
    Las clases es para que hayan ángeles en todos las partes de la isla.
    ¡Besos!

    ResponderEliminar
  4. Pobrete el rey... Espero que llegue a la isla para poder morir como desea. La verdad es que se me hace raro que haya pasado tanto tiempo. Mialee ya ha sido madre, y además el niño ya tiene dos años, aunque aparente 6 meses...

    La ciudad en las nubes me ha encantado. Debe ser preciosa :) Bueno, en realidad toda la isla, porque ver a ángeles viviendo en un bosque también debe ser una pasada.

    A ver si por fin empiezan a reclutar aliados, porque como les de por atacar a los draconianos... Ufff mejor ni pensarlo.

    Un besote, José. Y hasta la próxima ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esperemos que Almare pueda descansar tranquilo.
      Es normal que se te haga raro.
      Sí Cesglan entera debe ser preciosa. Que lastima que lugares así solo los podamos ver en nuestra imaginación.
      Deben darse prisa. El enemigo es muy peligroso.
      Otro para ti. Hasta la próxima.

      Eliminar