viernes, 18 de julio de 2014

Capítulo 9 de Dragonstones 1




VIAJE EN BARCO


    Había pasado un día desde que el Tritón partió del puerto de Búrds. Sin embargo, no fue fácil convencer a la capitana del barco; una mujer morena, de unos cuarenta años, que aún conservaba un físico envidiable.
Elhana Norton, la capitana, no era partidaria de ir a ver a los altos elfos, ya que eran gente orgullosa y que no acostumbraba a tratar a los humanos.
Además, en esas aguas se decía que había criaturas que la capitana no deseaba que se cruzasen con su barco.
Alan, antes había hablado con ella. Le había dicho que estaban interesados en uno que les llevase a aquella isla. Y que él deseaba marcharse con ellos, cuando llegasen a ella. Le pidió ese favor, porque hacía tiempo que le prometió que lo dejaría marchar cuando se presentara la ocasión oportuna.

Así, que Elhana accedió a llevarlos a la isla, a cambio de acoger a Alan en su grupo, y llevarlo con ellos, a donde quiera que fuesen.
Silvan, tras meditarlo bien, se comprometió e iniciaron el viaje. No, sin que antes, la capitana comprara un caballo como regalo de despedida para Alan.



Hasta el momento, no había ocurrido nada fuera de lo común, y el viaje había sido tranquilo y sin imprevistos.
Los tres chicos no acababan de adaptarse a la vida en alta mar. Kevin y Éric habían estado mareados. El último, incluso llegó a vomitar, así que tuvo que permanecer en cama, muy a pesar suyo, hasta que tuviese mejor cuerpo.
Susan, para su sorpresa, se había adaptado bastante bien. Ayudaba a pelar patatas, lavar jarras o cualquier otra cosa.
Gúnnar, como todos los enanos, tampoco estaba hecho para la mar. Deseaba pisar tierra firme… mientras, se distraía tallando un trozo de madera, al que daba la forma de un dragón.



Kevin se acercó y le preguntó:
 -¿Llegaste a ver alguno de verdad?
 -¿Uno? -expresó sonriendo-. Muchacho, en este mundo los dragones se desplazan de un lugar a otro, en muy poco tiempo. Aunque, la mayoría paran al este; entre la gran cordillera central y el bosque de draconia.
 -Entonces, has visto más de uno.
 -Sí, he visto a varios, aunque algunos es mejor no encontrarte con ellos -dijo el enano, en tono serio.
 -¿Por qué dices eso? -preguntó Kevin.
 -Porque existen dragones buenos, y otros que aunque pueden servir al bien, tienden a servir a las fuerzas del mal.
 -¿Son muy grandes?
 -¿Pues…? Los hay de distintos tamaños, según su color y su edad. Yo no he visto a los de todos los colores, pero dicen que algunos pueden llegar a ser realmente grandes.
 -En nuestra búsqueda tendremos que encontrarnos con ellos. ¿Qué hacemos si esto ocurre?
 -Por lo pronto, intentaremos encontrar el mayor número de dragonstones posibles, mientras tanto, reza para que no nos encontremos con uno. Mira, ya he terminado, ¿quieres quedártela?
 -Bueno, si me la regalas -contestó el chico.
 -Tómala. Te traerá suerte.
 -Está bien, gracias, la guardaré en lugar seguro.





    Al día siguiente, Éric ya se sentía totalmente recuperado, de modo que fue a mirar el mar.

Mientras tanto, los marineros apostaban a los dados con Tristan, que casi siempre ganaba, porque Eléndil lo ayudaba. Y sin que los marineros se percatasen, hacía que los dados cayesen siempre del lado que al bárbaro le beneficiaba. Tristan apostaba la cena de esa noche, así que dejó a dos de los marineros sin probar prácticamente bocado.

Isilion y Mialee, casi siempre estaban juntos, hablando sobre la isla de Loft. Allí, se reencontrarían con los altos elfos, a los que llevaban tiempo sin ver. Mialee había estado ya antes en la isla, pero él nunca la había visitado, y estaba inquieto ante la idea de lo que iba a encontrarse.
Justo al norte de la isla de Loft, se encontraba la isla de Valyon. La isla de dónde provenía la raza de los elfos silvanos. Lejos de la vida ajetreada que había en el continente, éstos vivían como los altos elfos, dedicados a sus quehaceres, y a estar en comunión con la naturaleza.

Los dos ángeles, de vez en cuando, para estirar sus alas, daban un pequeño vuelo alrededor del barco.

Justin se dedicaba a holgazanear. Algunas veces flirteaba con Lana, pero ésta pronto le dejaba claro que no tenía nada que hacer, y que si seguía importunándola, se vería obligada a utilizar algún truco que había visto hacer a Eléndil, como convertirlo en un insignificante animal.

Alan, que sabía que pronto dejaría la vida en barco, intentaba aprovechar cada minuto con Elhana, ya que la consideraba su propia madre. Aunque a veces, se acercaba a preguntar a Silvan, sobre sus compañeros, o la misión que debían llevar a cabo.




       Al tercer día de viaje, ocurrió algo imprevisto. Algo había dado un fuerte golpe en el barco y había abierto un boquete por el que entraba agua.
Elhana y los marineros temían que lo hubiese realizado alguno de los tentáculos de un Kraken, la peor criatura que podían encontrarse en esas aguas. Era una especie de pulpo gigantesco, que podía llegar a ser tan grande como cualquier barco.
Por suerte para ellos, no fue con eso con lo que se golpeó, sino con un dragón-tortuga.
-¡Marineros, cerrad ese boquete cuánto antes! -ordenó Elhana, mientras giraba el timón del barco.
Los dragones-tortuga como muy bien sabía la capitana, parecían enormes tortugas de entre tres y cuatro metros y medio de largo, (aunque se habían llegado a ver algunos muchos mayores) y con la cabeza de un dragón, en lugar de la de una tortuga.
Y, aunque su apariencia era la de este animal, su caparazón era como una roca con numerosos picos puntiagudos. Tampoco, podía escupir fuego como los dragones, pero sí, exhalar una nube de vapor caliente que asfixiaba a cualquiera que la respirase.



La criatura comenzó su segundo ataque… exhaló una nube de vapor que cubrió todo el barco y dejó sin visión a unos tripulantes, que tosían y caían desmayados.

Enseguida, golpeó de nuevo al barco.

Los marineros aún no habían conseguido cerrar el boquete, así, que el dragón-tortuga logró abrir un agujero aún mayor; que hizo que el agua entrase en el barco, más rápido de lo que los marineros hubieran deseado. Pero los pocos que al estar dentro no habían respirado aquella nube, no se dieron por vencidos y consiguieron tapar la grieta, poco después.



El dragón-tortuga iba a arremeter de nuevo, pero en ese momento, junto a un grupo de delfines llegaron varios elfos marinos, que consiguieron que el dragón-tortuga se marchara.
Después, dos de ellos subieron al barco y encontraron a algunos marineros asistiendo a la tripulación desmallada. Los marineros se sobresaltaron al ver aparecer a los dos elfos marinos; pero como ya habían visto algunos antes en Búrds, pronto agradecieron su ayuda.
 -Están en época de poner huevos. Seguramente, los habrán puesto en nuestras playas, y luego se han adentrado en el mar.
Es por eso, por lo que las hembras de dragón-tortuga están tan agresivas, no toleran que las molesten o se acerquen a sus huevos -comentó uno de los elfos marinos.


Poco después, la mayoría de los marineros fueron despertando y preguntando por la criatura.
Elhana agradeció a los elfos marinos su ayuda. Así, que éstos invitaron a su tripulación y a ella a su isla, que más que una isla, era un pequeño islote.



Los elfos marinos les indicaron el camino a seguir, con los delfines, con que, no tardaron en llegar.
Era un islote muy pequeño, en el que sólo se veía: arena de playa, algunas palmeras, y un risco de rocas con una entrada, a lo que debía ser una cueva.
 -¿Esta es vuestra isla? Pero si no hay nada. A propósito, ¿dónde vivís? -preguntó Éric al elfo.
 -Sí, esta es Wöis, nuestra isla. Y muchacho, los elfos marinos no vivimos aquí arriba, sino abajo. Eso que ves chico, es la entrada a nuestro palacio.

El grupo siguió a los elfos marinos. Al igual que los demás elfos, tenían las orejas puntiagudas y los ojos rasgados, pero en cambio, su piel era de color azul claro-grisáceo, muy parecida al color de piel de los delfines; y su pelo era largo, liso, y de color blanco.

 Al entrar en la cueva, se encontraron con una escalera que descendía hacia abajo. Tuvieron que bajar un gran número de escalones hasta que llegaron a palacio, dónde les presentaron al rey y a la reina de los elfos marinos, Hanrill y Karima.



Hanrill era viejo y sabio, además de inteligente, bueno y generoso. Tenía algunas arrugas, algo raro en los elfos marinos, ya que al vivir en el agua, envejecían muy lentamente. Tenía unos bonitos ojos azules, medía un metro ochenta, y tenía trescientos setenta y dos años, equivalentes a un humano con setenta y cuatro años.


Karima también tenía algunas arrugas, pero era muy guapa para su edad, trescientos sesenta y dos años, unos sesenta y dos en una mujer.
Medía un metro con setenta y cuatro, tenía los ojos color verde, y vestía una túnica muy fina y liviana, de color blanco. Además, al igual que su esposo, llevaba una agraciada corona en la cabeza.  La reina era generosa, buena, inteligente y paciente, y una gran amante de la vida marina.


Las estancias de palacio estaban bien iluminadas y tenían ventanas, desde las que se podía ver el mar, los peces etc.
Un joven y una joven elfa, invitaron a los chicos a nadar en el fondo del mar, durante un instante junto a los delfines, y éstos aceptaron.
Desde fuera, el palacio no parecía tal, sino que era una especie de montaña en el fondo del mar, cubierta prácticamente toda por hermosos corales luminosos de distintos colores. Aunque también, se distinguían las ventanas del palacio.

Tras una breve instancia junto a los elfos marinos, volvieron al barco, y siguieron rumbo a la isla de Loft.


A la mañana del día siguiente, un marinero avistó tierra. Habían llegado a la isla de Loft. La isla de los altos elfos.

10 comentarios:

  1. ¡Hola amigo! muy buen capítulo de nuevo, ahora a esperar a ver que ocurre en la isla de los altos elfos :)
    ¡Saludos y buen finde!

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    1. Hola, de nuevo. Cuanto tiempo. Se echa de menos tus comentarios. Por eso, cuando haces uno, me llevo una gran alegría. La última vez lo hiciste con Érdwill, y ahora con Dragonstones. Como no sueles comentar, no sé si lees todos los capítulos, o algunos sueltos, me gustaría saberlo. Gracias por el comentario. Me alegra que te guste. Saludos, y buen finde a ti también.

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  2. Me ha gustado el dragón tortuga, ni me lo hubiera imaginado como animal de leyenda. Buena la descripción del palacio.
    Saludos!

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    1. El dragón-tortuga no es invención mía. Lo saqué como casi todas las criaturas y seres de este escrito, de Warhammer Fantasy. Me alegro que te haya gustado Wöis, el pequeño islote de los elfos marinos.

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  3. Qué bonito el dragón-tortuga, pero que pena que sea agresivo.
    Como llevaba tanto tiempo sin leerte, me ha costado un poco recordar quién era quién, pero ya está todo resuelto.
    Y me encanta Wöis, me parece precioso, me habría encantado quedarme allí a vivir...
    Un saludo. :)

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    1. Parece que el dragón-tortuga está gustando. Entonces fue una buena idea introducirlo en la historia. No es que sea malo, pero como todas las especies, defiende sus huevos.
      A mi también me gusta mucho wois y los elfos marinos. Un saludo.

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  4. Dragón-tortuga... Me guuuusta. Je, je, je. No me gustaría toparme con una de esas bestias cuando ponen sus huevos (no sé si es correcto usar el verbo "ovar", así que voy por lo seguro, je, je, je); mejor mirarlas desde lejos. Me gustó Wöis. Debería ser bonito vivir allí... Lástima que no sé nadar; estaría todo el día encerrado allí dentro, je, je, je.

    Ahora hay que ver cómo sigue la aventura porque ya han llegado a Loft... Saludos.

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    1. Qué buena idea tuve al incluir el dragón-tortuga.Ha gustado a todo el mundo. Seguramente por lo novedoso. Parece que el islote de los Elfos marinos también. Pues me inspiré en el videoclip de Ricky Martín de She bangs y en una ilustración de la Dragonlance no recuerdo de quien, que salían en el fondo del mar con delfines y un islote lleno de corales de distintos colores detrás.
      Saludos.

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  5. ¡Buenas!
    Vaya, ¡qué capítulo más chulo! Me ha fascinado el dragón tortuga que, por cierto, no me extraña que les atacara, si acababa de desovar, estaría alerta para proteger a sus peques.
    También me ha gustado mucho el islote que no deja de ser una palacio submarino. Joooo yo también quiero nadar entre delfines. ¡Debe ser una experiencia increíble!
    Y, finalmente, han llegado a la isla de Loft. Veremos como se comportan los altos elfos al verlos.
    Un abrazo ^^

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    1. Gracias.
      El lugar donde viven los elfos marinos debe ser maravilloso.
      Estoy seguro que el próximo capítulo también te va a gustar mucho.
      Un abrazo.

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